Parece mentira, pero todo indica que es así como se presenta este sábado, festividad del Dulce Nombre de María, para solaz del aficionado y levitación del hincha. Parecía que nunca iba a llegar y ya está aquí el apasionante todos contra todos de la competición liguera. Todos contra todos que no es tal para el inicio, ya que hay equipos que aparcan el comienzo por lo cercano que está el final de curso pasado para ellos. Y es que algo ha de haber.

Alguna alteración habríamos de soportar en este tiempo tan rico en alteraciones a diario. Hasta tres partidos se aplazan con lo que la jornada inaugural sólo consta de siete choques a partir de ese Éibar-Celta que alza el telón en Ipurúa. Pero ya es Liga con todos sus avíos y llega con la novedad que supondrá la inhabilitación de futbolistas de forma inopinada por ese bichito cabrón que nos ha robado no sólo el mes de abril, Sabina dixit, sino una gran dosis de nuestras vidas.

Es la Liga de una bienvenida continuidad, la de Messi, que se creía perdida para mal de nuestro fútbol. La ausencia del argentino habría tenido de bueno que el título podría abrirse un tanto, pero también conllevaría muchas connotaciones negativas. Cristiano haciendo de liebre de Messi y viceversa entronizaron LaLiga, pero si ya sin el luso nos adelantó la Premier, qué hubiera ocurrido si también Messi hubiese decidido dejar el Barça, conque menos mal que continúa.

Sin los cuatro primeros del pasado curso, aún de pretemporada, el programa pierde interés, pero fútbol es fútbol y menos da una piedra. Mañana tenemos al Betis a la hora de comer tras habérsele trasladado desde el primigenio lunes. Será el debut ante el Alavés, como en aquella 97-98 del debut de Denilson. Claro que entonces fue en San Mamés por obras en Mendizorroza. Lo cierto es que fútbol habemus tras demasiadas noches de insomnio obsesionados con su ausencia.