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Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

De cuando balón y pretemporada no casaban

Una de las evoluciones de este tiempo ha sido cómo la pelota entra en liza mucho antes

Casi toda la nómina que integra la Primera División, y con el Espanyol más urgido que ningún otro, anda ya en danza. En el ínterin, la guerra que le ha planteado el Atleti al Barça por la forma en que ha hecho las cosas a fin de hacerse con Griezmann. Como puede comprobarse, una cosa es apelar a la cláusula y otra muy distinta abonarla. Vamos a ver cómo acaba este tiroteo entre unos tiburones con sus respectivos armarios llenos de casos así.

Pero el meollo de esta tarea diaria está en cómo las pretemporadas fueron evolucionando hasta llegar a los sofisticados stages de hogaño. Desde aquellas estadías del Betis de Szusza en Gandía o Vilobí y del Sevilla de Carriega en Ronda a esto de hoy, muchas han sido las variantes. Y la que más llamó la atención fue la entrada en liza del balón, ese objeto esférico con el que conviene familiarizarse más pronto que tarde para la buena marcha del negocio.

En el historial anecdótico del fútbol según Sevilla tiene relevancia lo que le pasó al gran Rogelio con Miguel, el extremo internacional del Atleti ya como entrenador verdiblanco. Pasaban los días y todo eran carreras y flexiones, lo que no concordaba con la filosofía futbolera del coriano. Quería el técnico que el futbolista doblase más de lo que podía. "Si se rompe ya vendrá otro", le dijo. "Eso mismo digo, míster, que ya vendrá otro". Y. claro, Miguel duró un suspiro en el banquillo bético.

El balón tardaba en aparecer y ahora ya sale a relucir a las primeras de cambio. Todo lo físico puede realizarse con el balón y eso lo agradece el futbolista, que prefiere correr conduciendo que entre pinos. "Qué difícil es meter un gol aquí", le dijo el genial Benítez a García Traid en los pinares de Oromana, otro que no demandó la pelota hasta los diez o quince días de pretemporada. Pero todo cambió para bien, que donde se ponga un balón, que se quite cualquier otro objeto.

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