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Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

La balsa del sur

La dirección del PP andaluz no ha hecho como Feijóo ni se ha puesto de lado. ¿Y si gana Casado? Otra balsa al sur

José Saramago imaginó que Portugal se separaba del resto de la Península -es decir, de España- y vagaba sin rumbo definido por el mar, una balsa de piedra. En Andalucía han desparecido de facto los partidos nacionalistas, pero las sucursales regionales funcionan cada vez menos como tales y cada día más como apéndices críticos de la estatalidad. No hay mayor censura a Pablo Iglesias que la que le hizo el alcalde de Cádiz a cuenta de su casoplón de Galapagar.

Teresa Rodríguez está profundizando en la brecha. La inscripción de un nuevo partido, Marea Andaluza, y el nombramiento de tres personas de su confianza al mando no deja de ser una aproximación al líquido blanco y embotellado que tanto inquieta a Echenique. Rodríguez y Antonio Maíllo se han independizado, aunque no habrá declaración unilateral de independencia, de no ser que Iglesias promueva una moción al estilo de Dante Fachín en Cataluña.

Al lado de Iglesias y de Echenique se ha puesto ahora el inefable Cañamaero, que si está en su escaño del Congreso, sólo es porque Teresa Rodríguez se empeñó en ruralizar el partido en contra de la opinión de Íñigo Errejón.

El PSOE-A es muy A desde que Susana Díaz y Pedro Sánchez se enfrentaron después de su breve amistad. No hubo integración después del Congreso federal porque ni Sánchez quiso ni Díaz lo ofreció con gestos sinceros. Así que desde San Vicente salen cada semana algunos deditos que se clavan en los ojos pedristas, si es que la mirada del presidente se detiene ahora en el sur.

Ciudadanos en Andalucía es todavía un endemismo naranja, un partido en alza pendiente de su gran lanzamiento en el sur. Albert Rivera ha declarado una tregua, se ha puesto en manos de Juan Marín, ha cogido el banderín de las elecciones andaluzas y ya hablarán después de éstas. De momento, ha cortado en seco las influencias levantinas que los opositores de Marín ejercían en la sede nacional.

El PP andaluz ha sido una excepción. Hasta ahora. Mariano Rajoy tuvo uno de sus apoyos más silenciosos en el sur, elecciones generales ganadas y una treintena de escaños. La dirección actual ha apostado de modo claro por Soraya Sáenz de Santamaría, no ha hecho de gallego como Feijóo ni se ha puesto de lado. ¿ Y si ganase Pablo Casado? No sería lo mismo que una victoria de Cospedal, pero los sorayos sureños pasarían por muy malos momentos. Otra balsa al sur.

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