La ciudad y los días

Carlos Colón

A la basura

ESTOY de acuerdo con Jáuregui ("ETA pondrá un precio a su finalización que no vamos a pagar"), con Basagoiti ("el comunicado se corresponde a la paranoia permanente de ETA") o con Rubalcaba (ETA "tiene una visión distorsionada de la realidad, un catálogo de reivindicaciones que no abandona, pretende que el fin de la violencia tenga precio").

Pero estoy mucho más de acuerdo con Rosa Díez (el comunicado es "una burla y un escarnio") y con la Asociación de Víctimas del Terrorismo ("es una auténtica burla"). Porque no se puede acusar recibo de un comunicado chulesco que pretende poner en pie de igualdad al Estado democrático y a una banda terrorista que se autodenomina "organización socialista vasca de liberación" y manifiesta su voluntad de "dar una solución justa y democrática al secular conflicto político".

¿Qué derecho asiste a estos asesinos para hablar de justicia y democracia o de "secular conflicto político"? ¿Qué derecho tienen a hablar de "negación y vulneración" de derechos los asesinos -por decirlo en sevillano- de Alberto, Ascensión y Muñoz Cariñanos? ¿Qué representatividad se auto otorgan para afirmar que "la ciudadanía vasca debe tener la palabra y la decisión sobre su futuro, sin ningún tipo de injerencia ni limitación"? ¿Cómo se puede tolerar que llamen "alto el fuego", como si se tratara de un conflicto bélico, a dejar de asesinar por la espalda o con bombas a militares, policías, civiles, mujeres y niños? ¿Cómo puede un Estado democrático digno de tal nombre consentir que la banda terrorista le escupa a la cara afirmando que "no cejará en su esfuerzo y lucha por impulsar y llevar a término el proceso democrático, hasta alcanzar una verdadera situación democrática en Eukal Herria"?

Lo único decente que se puede hacer con este comunicado es tirarlo a la basura. Se comprende que los servicios secretos o los negociadores que trabajan fuera de los focos negocien con ellos buscando la disolución de la banda asesina sin contrapartidas políticas ni humillación de las víctimas. Cosas secretas, tratos de cloacas, conversaciones necesarias que todos los gobiernos han mantenido intentando poner fin al azote terrorista. Aunque sólo el de Zapatero lo ha proclamado a bombo y platillo para después tragarse lo del "proceso de paz" cuando el atentado de la T4 de Barajas -dos muertos- demostró lo que la banda entiende por "alto el fuego permanente".

Esperemos que Rubalcaba -bien su comparencia de las 14:00- le inyecte esta vez más sentido común. Y que no se trate de una estrategia pactada, como denunciaba ayer -deseo de todo corazón que equivocándose- Mayor Oreja.

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