Que la ciudad está sucia es algo objetivo. Es una percepción real que pringa a cualquiera que pasee por las calles. El debate ni es nuevo ni sencillo. ¿Cuánto de responsabilidad tiene el Ayuntamiento y cuánto el ciudadano? Es indiscutible que hay mucho de conducta incívica y lamentable que el gobierno local intente escurrir la mugre para defenderse de las críticas de la oposición recordando a Beltrán Pérez que en 2014, gobernando el PP, batió el récord de quejas por suciedad. Puede que haya campañas, incluida la que Lipasam hace en las redes difundiendo fotos de su trabajo, pero no es sólo un debate político. El tema huele, algo falla y alguien debería admitirlo.
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