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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El bebé es una víctima social

Esta muerte alerta sobre una realidad que nos hemos acostumbrado a considerar inevitable: los guetos urbanos

Murió el bebé maltratado. Es difícil escribir sobre esta tragedia que se supo ayer y se olvidará mañana, como si esta vida no hubiera existido. Si la muerte natural de los niños es un escándalo religioso que pone en cuestión la providencia y la misericordia divina y un escándalo biológico que rompe el orden natural de la vida; y si su asesinato -sobre todo cuando lo cometen sus padres- es un escándalo que desvela lo más oscuro de la naturaleza humana, cuando a ello se suma que el niño haya tenido la desdicha de nacer en un entorno marginal que lo condena a una vida miserable que incluso puede conducir a la muerte por malos tratos, se pone en cuestión la estructura social entera.

La muerte de este bebé alerta sobre una realidad con la que nos hemos acostumbrado a convivir como algo cotidiano e inevitable o incluso como un precio a pagar por el "progreso": miles de niños nacen en los guetos de nuestras ciudades condenados a la marginación, con muy pocas posibilidades de escapar de ella.

No es inevitable, pero no se hace casi nada por evitarlo. Nadie, ni gobernantes ni gobernados, ni elegidos ni electores, está dispuesto a asumir las reformas y a poner en práctica las medidas necesariamente radicales y duras que permitirían abordar con eficacia esta terrible cuestión. El primer obstáculo con el que se chocaría, paradójicamente, sería nuestro ordenamiento democrático y constitucional. En nombre de garantías y derechos que nada les garantizan y en nada les protegen, se les deja vivir así, como si fuera una opción voluntaria y no una suma de coacciones socio-económicas y de inducciones ambientales; y, lo que es peor, se deja que sus hijos prolonguen su suerte como si nacieran condenados.

En gran media, como denunció Hannah Arendt refiriéndose a la "catástrofe" de las erróneas políticas de integración racial estadounidense de los años 60 que convirtieron vecindarios socialmente frágiles en suburbios en los que "las calles se degradan, las escuelas se descuidan, los niños se convierten en salvajes", esto se produce porque "los liberales [progresistas] de clase media y alta aprueban leyes cuyas consecuencias no padecen; exigen la integración de las escuelas públicas y la integración forzosa de los barrios, pero al mismo tiempo envían sus hijos a las escuelas privadas y se mudan a las afueras". Aplíquese a nuestra realidad social, económica y legal que crea estas víctimas sociales.

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