TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

Manos arriba

Juan De La Huerga

Los becados

UN curso académico entero, algunos más, y a la vuelta de la esquina esperan los últimos coletazos. Ha disfrutado un buen manojo de personas de una beca por todo lo alto en Sevilla. ¡Qué lujazo, oiga! Llegaron con el entusiasmo del chaval que se aleja de sus padres a conocer un nuevo mundo, como un estudiante con plena libertad y poderes para gobernar su vida sin dar explicaciones.

Nada más deshacer las maletas, con el futuro bien atadito al menos por un año, se fotografiaron en los sitios emblemáticos, hicieron turismo en un verano amable, fueron testigos de los acontecimientos de la ciudad y de la región, desde un Mundial al triunfo de Susana, desde admirar la Semana Santa a pasearse en breve por la Feria. Lo pasaron en grande y no tomaron apuntes. Entonces, el castillo de naipes se desmoronó. Pretendían lucir cátedra y no eran más que novatos: destruyeron lustrosos trabajos que les habrían servido de hoja de ruta, no se esmeraron en aprender, faltaron a clase por su aura de vanidad y quisieron hacernos creer que estudiar estaba sobrevalorado. Incluso al jefe de la cuadrilla lo devolvieron a su país por mala conducta, igual que a uno de sus paisanos al tiempo.

Montaron un chiringuito abocado al fracaso y tiraron del manual de las excusas para convencer a los descreídos de que todo era producto del infortunio o de la pérfida prensa. Desatendieron los consejos de los mejores maestros y no los quisieron cerca; destrozaron por ego un negocio emergente y lo convirtieron en pasto de las llamas; prometieron inyectar ingresos y tuvieron que recurrir a papá y a mamá una vez tras otra. Total: fueron cayendo los suspensos sin remisión. La beca se agota, al fin, y los pésimos estudiantes volverán a casa tras esquilmar los recursos y no aprobar una asignatura. Los erasmus rebeldes aún están a tiempo de reformarse; los directivos, técnicos y vendedores de crecepelo que llegaron a San Pablo hace unos meses me da que no.

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