SIEMPRE Francia como espejo en el que mirarse, ahora se vuelve a dar ejemplo allende los Pirineos de cómo se allanan los problemas de convivencia. Numerosos alcaldes se han ido a la Justicia para revocar la decisión de suprimir esos símbolos religiosos que son los belenes. Decisión que viene avalada por la Ley Laicista de 1905, pero son muchos los alcaldes que han recurrido por considerar el belén más tradición que símbolo y contra la tradición no caben obstáculos. Aquí empezó con el cambio de nombre de Navidad por solsticio y ya hay regidores/as que quieren quitar el belén. Carmena ha dicho que como a los no cristianos les molesta, pues que convendría prescindir de él. Y no dice lo mismo de lo del orgullo gay, que digo yo que también habrá quien no esté de acuerdo con dicha cabalgata, ¿o es que absolutamente todos los madrileños son homosexuales?