Sidnei más Feddal deben hacer un Betis más solvente por el maridaje que forma su efectividad en ataque con una mayor fiabilidad en defensa. Aún falta ese lateral que aúne una rara cualidad, la de no sentirse extraño en ninguno de sus flancos, con lo que la gestión de Lorenzo Serra en este verano que ya muestra sus armas pasará a los anales de lesa rara perfección que en el Betis tanto tiempo, eternizado tiempo, se echó de menos.

Otra cuestión a dilucidar es la de Sanabria, ese magnífico delantero al que las lesiones tanto le han impedido mostrar su valía. En el acto de renovación de Loren ya dijo el chamán balear que en el club se prefiere al futbolista antes que el dinero de la cláusula. En el caso de Sanabria no tiene un servidor tan clara esa opinión. El paraguayo es un delantero de los que no abundan en el mercado, pero será siempre que pueda estar en condiciones una buena temporada sin pausas.

Si lo que ofreciesen por Sanabria hiciera que las cuentas salgan, no creo que fuese un trauma insuperable su venta. Por mucho que haya que compartir el beneficio con la Roma de Monchi, la intermitencia del guaraní pesaría bastante en la balanza. Por lo demás, el plantel está muy equilibrado y ni siquiera esa nostalgia que algunos tienen de Adán puede desdecirnos de que las cosas se han hecho y siguen haciéndose con los pies en la tierra desde el influjo del chamán.

Queda el Carranza y poco más para que astifino toro de la Liga aparezca por los chiqueros. Tras la aventura británica, a ver quién me quita de la retina el fútbol que despliega el Betis en líneas generales y muy particularmente en aquel segundo gol del viernes en el que Loren le puso la guinda a una obra de arte de veinte pases con excelsa asistencia de Joaquín, del verdadero referente de este Betis que tiene al beticismo saltando alborozado en la palma de sus manos.