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María josé andrade

Periodista

Estar bien informados

Los periodistas debemos volver a acercarnos a una audiencia que se siente huérfana de verdad

Nunca antes hizo tanta falta estar bien informados. Nunca hemos estado más necesitados de tener buena información, análisis en profundidad, noticias contrastadas y realizadas acudiendo a las famosas y valiosas fuentes.

¿Parece obvio lo que escribo? Todo el mundo lo da por hecho. Y lo sería si no fuera porque estamos en una época absolutamente disruptiva. Una era en la que tenemos acceso a nuevos canales y en la que estamos viviendo unos acontecimientos extraordinarios que nos obligan a estar en permanente alerta y pendientes de una actualidad que, por momentos, nos parece que vaya a la velocidad de la luz.

Las redes sociales ya se han convertido, hoy por hoy, en el periódico virtual al que todos acudimos, pero... ¿Sabemos cómo buscar? ¿Estamos libres de ser influidos? ¿Nos estamos informando como debemos? ¿Somos conscientes de la información que consumimos?. Prueben a responder y se darán cuenta de que nos conformamos con la página uno de la búsqueda, nos dejamos llevar (aunque no siempre) por la primera impresión, no estamos seguros de estar informados como debemos y, por supuesto, no nos sentimos responsable de lo que vemos, leemos o escuchamos porque para eso ya eligen por nosotros y nos dicen que "la audiencia y el público es lo que nos está pidiendo y nosotros es lo que les damos".

Pero no nos podemos conformar y andar a ciegas por este desierto de desinformación porque precisamente este es un momento único, complicado y difícil. Un momento en el que debemos estar preparados y no "acomodarnos" a lo primero que vemos, leemos o escuchamos. Y no podemos porque consumiendo la información de la manera en la que lo estamos haciendo, tenemos acceso a bulos. Mentiras que forman parte de esa otra pandemia en la que las teorías conspirativas, a las que hacen referencia, están poniendo en riego nuestra propia seguridad, la economía y la democracia que nos representa.

Tenemos que ser consciente de lo que nos estamos jugando y de la misma manera que decimos y presumimos que somos ciudadanos digitales, también tenemos que asumir nuestra responsabilidad ante el gran reto que estamos viviendo. Un desafío en el que lo on line y lo offline tienen que recorrer un mismo sendero y ajustarse a iguales reglas con las que la libertad de expresión nos dé la confianza que necesitamos para, esta vez sí, tener criterio y seguridad de que estamos bien informados.

Recuerden aquel mensaje que decía que el Covid-19 se curaba bebiendo lejía o ese otro que afirmaba que no existía el virus… ¿Estamos dispuestos a seguir permitiéndonos el lujo de contraponer estos hechos alternativos a la verdad constatada?

Simplemente no podemos pasarlo por alto y para eso los periodistas debemos ocupar el lugar que nos corresponde y volver a acercarnos a una audiencia se sienten huérfana de verdad. Una verdad que, como decían los antiguos, sólo tiene un camino que debemos recorrer juntos porque ésta será la forma en la que la desinformación no sea un éxito.

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