CADA día que pasa van descubriéndose cuestiones en el Betis que mueven a la sorpresa. Cada día surge una innovación en el por siempre Real Betis Balompié que sorprende hasta el punto de que nos lleva a preguntarnos cómo pudo el club existir con anterioridad. Cuestiones que son de primera necesidad y que no se estilaban en el duro transitar por un desierto rico en deshumanización y desapego. Anoche se produjo una de esas cuestiones que vivían en el baúl de los recuerdos, arrumbada por el personalismo de un ególatra acomplejado que llegó a creerse que el cortijo era de su propiedad, de su entera propiedad.

Y esa cuestión a la que me refiero es la reaparición por Heliópolis y en plan oficial de los hombres que fueron escribiendo en la yerba la vida de un club ya centenario. Desde Del Sol a Roberto Ríos, desde Rogelio a Cardeñosa, un puñado de futbolistas que fueron y defendieron la verde, blanca y verde vuelven a agruparse para contribuir a seguir haciendo Betis. Bajo la dirección del siempre organizado Demetrio, con el recuerdo permanente a su cuñado del alma, Pepe Cristo, anoche en las tripas del Villamarín echaba a andar la Asociación de Futbolistas Veteranos del Real Betis Balompié, una entidad que dejó de existir por las manías de un iluminado.

Como no podía ser de otra manera ha tenido que ocurrir cuando la presidencia del club está en manos de uno de ellos, bajo la férula del más internacional de todos ellos. Nada menos que cincuenta y nueve fueron las veces que Rafa Gordillo defendió a España siendo jugador del Betis y eso imprime carácter. Y ahora que se ha desempolvado un artículo más de indudable importancia en la vida de un club de fútbol hay que convenir y recordar con insistencia la providencial idea que tuvo la jueza Alaya al poner a Rafael al mando de las operaciones. El 29 deja la presidencia, pero habría que confiar en que sólo sea eso lo que deje y que continúe en el Real Betis Balompié.