Inimaginable era cuando saludamos al bisiesto que éste fuera a justificar su negro cartel con la contundencia que está haciéndolo. El bisiesto, como el gato negro, las tijeras abiertas, el sombrero en la cama, el espejo roto, el inquietante lagarto y tantos como son los motivos que simbolizan el infortunio está bien situado en la clasificación de lo gafe. Pero, caramba, quién iba a pensar mientras entrábamos, uva a uva, en 2020 que este bisiesto iba a ser tan cabrón. Se está excediendo el bisiesto y mientras deja ver lo bueno que encierra el ser humano con su sentido de la solidaridad, a la misma vez surgen malnacidos que, desde su vocacional divulgación del odio, no cejan en emponzoñar más de lo que está el ambiente. Y así vemos cómo odiadores de nativitate intentan desde dentro del Estado dinamitar el modelo que juraron defender, pero que sólo era para mamar de él.
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