LO peor no es lo que nos costaron los errores de Monteseirín, sino lo que nos seguirán costando. ¿Recuerdan lo que costaron las setas? ¿Recuerdan el sobrecoste que duplicó su presupuesto? ¿Recuerdan lo que costaron la reurbanización de la Alameda, la peatonalización de la Avenida y el Metrocentro? Sí, sí… Cosas todas necesarias porque era una vergüenza lo del solar de la Encarnación y la instalación "provisional" del mercado que duró 30 años, y urgía dignificar la Alameda y peatonalizar la Avenida. ¡Pero se resolvió todo tan mal! Hay algo peor que la desidia: la torpeza cateta. Hay algo peor que no hacer algo: hacerlo tan mal que sea imposible, o cara y difícil, la rectificación. Parchear los problemas mal resueltos es siempre lo más costoso y complicado.

Desde aquí se dijo una y otra vez que la solución dada a la Avenida era un disparatado adefesio, que no había que cortar los árboles, que no debían quitarse las aceras y que debía reponerse el adoquinado amortajado bajo el negro sudario del asfalto. Esta simple solución era más barata, ordenaba la circulación -ahora caótica- de peatones, ciclistas y tranvía (cuyo tránsito ha debido cortarse este puente) y hermoseaba la Avenida haciéndola más agradable si, en vez de talarlo, se hubiera prolongado hasta la Plaza Nueva el arbolado de gran porte que existía entre la Puerta de Jerez y la calle Santo Tomás. Peatonalizar quiere decir eliminar el paso de vehículos, no talar, enlosar y aplanar.

Verano tras verano los sevillanos han padecido la durísima travesía del yunque del sol cuando tienen que recorrer la Avenida, sin que los miserables naranjos de pega que en mala hora se plantaron les dieran sombra. Ahora el Ayuntamiento se plantea dos proyectos para darles esa sombra. Ambos son modelo "¡Currito, dale al botoncito!", es decir, recurren a toldos. La cosa podría costarnos a los ciudadanos entre 230.000 y 300.000 euros. Que se los anoten con tiza de Casa Vizcaíno a Espadas en el mostrador del PSOE para que lo exhiba como mérito en su campaña electoral.

Comentando la noticia proponía un lector: "¡Árboles! ¡Árboles! ¡Árboles! ¡Árboles! ¡Árboles! Es la solución más barata y duradera". De acuerdo. Pero olvida el reciente arboricidio que completó la siniestra i griega del desierto de losas (espacios duros los llaman los arquitectos que los diseñan) conformado por la Avenida, Almirante Lobo y San Fernando. Lasciate ogni speranza.