La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Las brasas y el fuego

El presumible caos de la cogobernanza o una recentralización a las órdenes del peor gobierno de todos

Una señora de Sevilla que tenía un hijo algo calavera, harta de llamadas reclamando amores o dineros, decía cuando preguntaban por él: "Soy la madre, no sé nada". Y colgaba. A esto me suena, no sólo la vacía "declaración institucional" de ayer, sino todo lo sucedido desde el final del estado de alarma hasta hoy. "Este es un Gobierno que defiende el Estado autonómico y la descentralización de competencias", dijo ayer Sánchez. Y está muy bien, porque es lo constitucional. Pero situaciones excepcionales requieren medidas excepcionales. Entre ellas, una verdadera y eficaz unificación de criterios entre el Gobierno nacional y los autonómicos, y una asunción de responsabilidades por parte del primero. Para que, por ejemplo, no se produzca el caos actual en el inicio del curso escolar. No ya la oposición, sino Unidas Podemos, su socio de Gobierno, ha criticado la "falta de liderazgo" del Ministerio de Educación ante el inicio del curso. "Llevamos meses trabajando en el diseño del nuevo curso" dijo Sánchez. O miente o los frutos de este trabajo son nulos. Por no hablar del desaparecido ministro de universidades, el señor Castells.

Somos el primer país europeo que rebasa los 400.000 contagiados desde el inicio de la pandemia. Nuestra situación es la peor de Europa y la sexta peor del mundo. Hemos sufrido la mayor caída económica de la Eurozona. Estas situaciones no se pueden afrontar sin una recentralización de emergencia que vaya más allá de la llamada cogobernanza. Pero hay que recordar lo escrito en la entrada al infierno: "Lasciate ogni speranza". Y si la disgregación en 17 iniciativas mal coordinadas es el camino más recto para fracasar, la recentralización que muchos creemos necesaria choca con el espectáculo desolador de este Gobierno -el peor en el peor momento- que alguna responsabilidad tendrá en el desastre español que nos hace dar los peores datos de Europa. Salir de las brasas para caer en el fuego. Lo siento, pero así de negras veo las cosas.

En medio de esta situación, la UEFA decide que el Bayern-Sevilla del próximo 24 de septiembre en Budapest se juegue con el 30% de aforo, unas 23.000 personas, para "estudiar con precisión el impacto de los espectadores en el Protocolo de Regreso al Juego de la UEFA". Todos los demás partidos seguirán jugándose a puerta cerrada. Enhorabuena, pues, a las dos aficiones: han sido seleccionadas como conejillos de indias.

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