BIEN, muy bien por Rajoy. Fijando las elecciones el 20 de diciembre colabora decisivamente a que estas fiestas navideñas no sean el muermo de cada año. Ya que el fútbol se le había adelantado acortando las largas vacaciones de esas fechas, el presidente enriquece la agenda lúdica anunciando urnas para dos días antes de que los Niños de San Ildefonso nos den la mañana de ese 22 que tan cargado de ilusiones amanece. Desde que el sindicato de futbolistas tomó fuerza, en ese tiempo aparecía como único entretenimiento deportivo el torneo de Navidad del Real Madrid, que se veía con somnolencia tras una larga sobremesa. Este año ya tenemos distracción, pues unas elecciones generales llevan aparejadas vísperas y un puñado de días después cargados de interés hasta que llegue el fin de año con su fútbol y su canesú como antídotos para el aburrimiento.