Hablan muy positivamente del actual Real Betis Balompié las razones que ha esgrimido Aleñá para explicar por qué eligió venir a Heliópolis. Redundaba el catalán en la calidad que atesora su plantilla y que hace ciertamente atractivo enfundarse la verde, blanca y verde. Y eso lo desgranaba en un escenario idóneo y que va de la mano, la espléndida ciudad deportiva que en la actualidad posee el club en Los Bermejales.

Y un servidor, que vivió aquel nomadeo que convertía en lugar desconocido dónde entrenaría ese día el equipo se frota los ojos viendo cómo es hoy el universo Betis. Y en escenario tan ideal, las palabras de Aleñá, que viene del equipo que mejor ha jugado y juega al fútbol del mundo, el Barcelona. Con ofertas hasta de algún equipo que está inmerso en competición continental el haberse decidido por el Betis es un orgullo para cuantos profesan la fe bética.

Ahora bien, la pregunta es la de ¿por qué un equipo tan bueno ocupa un lugar tan malo en la tabla? Porque no me negará usted que la posición que vive el Betis en la clasificación no es la más deseable posible, ¿verdad que no? Y se producen estas reflexiones cuando estamos en la mitad del río, en la línea ecuatorial que divide la Liga en dos, por lo que puede que se esté a tiempo, o no, de que la segunda manga revierta el panorama y que se haga bueno el calificativo de Aleñá al equipo.

Y hay que insistir en esa problemática que hace que el Betis esté donde está a pesar de una calidad que algunos no discuten. Habría que solicitar más competitividad y concentración en cuanto se hace a la vez que una incógnita revolotea sobre la vertical del equipo que menos faltas hace del campeonato. Y es que cómo puede explicarse que ese equipo tan poco agresivo sea el que más expulsiones sufre de toda la Liga, penaltis de libro escamoteados además. ¿Por qué?