la ciudad y los días

Carlos Colón

Otros 'burkas'

PUESTOS a permitir o prohibir, me resulta difícil comprender por qué -como ha sucedido en Sa Pobla (Mallorca) con los votos favorables del PP e Independents per sa Pobla y la abstención PSIB-PSOE, PSM y Lliga- se prohíbe el uso del burka en espacios públicos mientras se permiten otras formas de adornarse o de vestir que pueden incluir, por ejemplo, las más extravagantes y crueles formas de perforarse todas las partes del cuerpo o las más serviles, humillantes y dañinas para la salud servidumbres impuestas por la moda. La nueva normativa malloquina establece la prohibición de "acceder y permanecer en los espacios o locales destinados al uso o servicio público a las personas que lleven velo integral, pasamontañas, casco integral y otras vestimentas y accesorios que impidan la identificación y comunicación visual de las personas". Si se trata de una cuestión neutra de identificación de las personas, la medida es razonable. Bastante tenemos con el enmascaramiento de las redes para sumarle que los espacios de uso o servicio público se pueblen de encapuchados que oculten su identidad.

Pero como Sa Pobla es un municipio con una gran presencia de inmigrantes de religión musulmana; y como se ha añadido que esta medida, además de "incrementar la seguridad ciudadana", pretende "defender la dignidad de la mujer", está claro que, junto a la razonable prohibición de que circulen enmascarados por los espacios o locales públicos, se trata de una medida coercitiva contra una costumbre o tradición de origen religioso que se considera ofensiva para la dignidad de la mujer.

En este punto entramos en cuestiones resbaladizas. Todo está claro si determinadas religiones imponen preceptos claramente dañinos para la vida, integridad y dignidad de las personas. Desde la negativa a las transfusiones de sangre de los Testigos de Jehová a la ablación del clítoris, pasando por el sometimiento de la mujer. En la declaración de la Unesco sobre la Diversidad Cultural se afirma de una parte que "la defensa de la diversidad cultural es un imperativo ético, inseparable del respeto a la dignidad de la persona humana"; pero de otra se advierte que "nadie puede invocar la diversidad cultural para vulnerar los derechos humanos garantizados por el derecho internacional, ni para limitar su alcance".

Pero si la costumbre no vulnera derechos ni daña la vida y la salud, ¿por qué ha de prohibirse? Entiéndame, no soy partidario del burka, como tampoco del piercing, la adicción a la cirugía estética o la obsesión por el peso que puede conducir a la anorexia. Pero no creo que deba prohibirse su uso siempre que sea voluntario.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios