Ausente, harto de estar harto, Piqué del equipo nacional, la demarcación de defensa central se antoja como problema que se nos ha venido inopinadamente encima. Demasiados equipos con centrales extranjeros hacen que se agrave una situación que se apareció gravísima ante Kane y la compaña. Ya incluso se duda de la jerarquía de Sergio Ramos, el que posiblemente haya sido el mejor central del fútbol español de mucho tiempo.

El lunes con Inglaterra apareció un Ramos que intenta maquillar con la suficiencia que le permite su técnica su falta de anticipación. Su brillo actual luce con el balón, pero sin él no tiene la jerarquía que le permitió vestir 160 veces la camiseta española. No pudo nunca con Kane, pero es que su partido liguero con el Real Madrid en Nervión fue para enmarcarlo y luego tirarlo a la basura. Ni siquiera en las fiestas de Wembley o con Croacia y Gales dio sensación de seguridad.

No quiere decirse que el camero ya no sirva, pero que no atraviesa sus mejores días resulta indiscutible. Ya sin Piqué le colocan al lado a Nacho, un futbolista discreto que se mantiene por su condición de multiusos, pero que jamás hubiera sido internacional de haber vestido otra camiseta que la del Madrid. ¿Y quién queda por ahí? Seleccionables quedan Bartra, Íñigo Martínez, Sergi Gómez, los del Villarreal y alguno más que ni siquiera se nos viene a la memoria.

Lo cierto es que para la empresa del 15 en el vetusto Maksimir de Zagreb, Luis Enrique tiene que solucionar el problema sin poderse asegurar que tenga solución. Lo más probable es que Ramos siga ahí, pero no olvidemos que debutó de rojo siendo aún jugador del Sevilla y este verano hizo trece años que tomó el AVE rumbo a Atocha. ¿Demasiado tiempo? Puede ser, pero viendo el stock de recambios, mucho nos tememos que haya Sergio Ramos para tiempo, mucho tiempo.