LAS encuestas del 28-F sobre las Autonómicas no se equivocan: tanto el PSOE como el PP pueden ganar, empatar o perder en 2012. Pero hay algo que echo en falta. Se hacen las comparaciones con las últimas elecciones de 2008. Y se olvida que hay otros condicionantes. En contra de lo que parece, el voto en Andalucía ha evolucionado desde las primeras Autonómicas propiamente dichas, las de 1982, todavía con la resaca del referéndum del 28-F. En aquel año ganó el PSOE de Rafael Escuredo, con 66 escaños, seguido de Alianza Popular con 17, UCD con 15, PCA con 8 y PSA-PA con 3. Fíjense que UCD, después del 28-F, tuvo 15 escaños y que Escuredo se llevó mucho voto andalucista y todo el felipista.

Desde entonces ha gobernado el PSOE, pero 66 escaños no ha vuelto a tener nunca. A lo máximo que llegó fue a 62 la primera vez de Chaves, en 1990; y a 61 en 2004, en unas elecciones distorsionadas por la guerra de Iraq, el 11-M y el pelotazo de Zapatero. Porque esa es otra: al coincidir con las Generales, los resultados de Andalucía están condicionados por la batalla de la Moncloa.

Se olvida que, en 1994, con Chaves, el PSOE tuvo su peor resultado, con 45 escaños; y que el PP, con Arenas, se acercó a 41. Fue la legislatura de la pinza, en la que IU, con Rejón, tenía 20 escaños. El PSOE no ha alcanzado siempre mayoría absoluta. Ni en 1996 ni en 2000 pasó de los 52 escaños. Chaves gobernó durante ocho años con el apoyo del PA, que le dio la mayoría absoluta, con 4 escaños primero y con 5 después.

El PP en Andalucía ha tenido avances y retrocesos. En los últimos años, sin embargo, se aprecian tendencias evidentes, que si se acentúan pueden influir en el cambio. La principal es que la izquierda (PSOE e IU) siempre ha tenido mayoría absolutísima en Andalucía, pero está en retroceso: en 1986 (con Borbolla y Anguita) consiguieron 79 escaños entre los dos, y en 2008 se quedaron en 62 (17 menos). Aún hubo un resultado peor: en 2000, el año que ganó Aznar por mayoría absoluta en España, entre PSOE e IU tuvieron 58 en Andalucía, sólo tres escaños por encima de la mayoría absoluta.

En Andalucía siempre ha existido un voto decisivo de centro, con matiz andalucista, que se reparte entre el PSOE, el PP y el PA. Puede calcularse en torno a un 20%. Ese es el voto que ha decidido hasta ahora todas las elecciones, pues los socialistas nunca han recurrido al pacto de izquierda con IU. La gran incógnita de las próximas elecciones es el destino de ese voto. El PA+PSA lo buscará para su supervivencia (en realidad, está a un 2,5% de volver al Parlamento). Javier Arenas lo está trabajando sin rodeos. Sin embargo, a Griñán no le favorecen los brindis al sol y bandazos de Zapatero. Y esa puede ser una de las claves para el Gobierno Andaluz.