Punto de vista

josé Ramón / del Río

El candidato

DANDO muestras de su tenacidad, Pedro Sánchez, con su escueto resultado, calificado como el peor de la historia del PSOE, ha aceptado el encargo real de formar Gobierno. Antes no lo había aceptado el líder del partido que ganó las elecciones con un resultado mediocre, ciertamente, pero superior al de Pedro Sánchez, porque entendía no contaba con los apoyos necesarios. Tampoco aceptó el encargo en la segunda oportunidad y, por ello, para desbloquear la situación, puesto que para la repetición de elecciones se necesita que se celebre una investidura, el Rey debió de sentirse aliviado, cuando Sánchez le manifestó que estaba dispuesto a intentarlo. Realmente lo que dijo literalmente fue que "el PSOE está dispuesto a intentarlo". Esto no es constitucionalmente cierto, puesto que el encargo de formar Gobierno lo reciben los líderes y no los partidos. Es notorio que en su partido y en los medios de comunicación, la aventura que se propone a iniciar el joven Pedro y que no puede tener éxito más que con un pacto con Podemos, es vista con gran disfavor, sobre todo, si además necesita de los votos de los independentistas. El acuerdo de Gobierno a que llegue debe ser refrendado por las bases. Si fuese rechazado, siempre podrá excusarse ante S. M. para que no se le acuse de haber ido de farol, diciendo que logró el acuerdo de Gobierno, pero que las bases no lo aceptaron. Con todo en contra, incluso con algo tan inamovible como es la aritmética, a Sánchez no le queda otra opción.

La postura de Rajoy, manifestando al Rey por segunda vez que no puede aceptar el encargo por no contar con los apoyos necesarios, no tiene más mérito que el de decir una verdad. No haber hecho amigos es un defecto en la política, porque los vinos y rosas de la mayoría absoluta no duran siempre. Lo que no es cierto es que no haya hecho nada por conseguir un acuerdo. Su pacto de gran coalición, con PSOE y C's y él como presidente del Gobierno, que supondría mayoría absoluta, era el preferido por todos y hasta por el propio PSOE. Además había esbozado todo cuanto podía conseguirse con esta coalición, en temas fundamentales como reforma de la Constitución, crecimiento económico, empleo y consolidación del Estado de bienestar. Pero no ha podido ser por la negativa al diálogo con el PP, que ha sido la bandera de Sánchez, al que incluso se le ofreció el apoyo en ayuntamientos y autonomías, en las que depende del partido que se apresta a devorarlo.

Todas las probabilidades de conseguir ser presidente están en su contra. Pero yo recuerdo lo que decía mi abuelo: el mundo es de los constantes y mucho me temo que el empecinamiento de Sánchez le rinda sus frutos para su mayor gloria y la desventura de España.

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