Editorial

Un cargo municipal 'piquetero'

EL episodio, por utilizar un término suave, protagonizado durante la jornada de huelga general en Sevilla por el delegado de Economía y Empleo del Ayuntamiento, Carlos Vázquez (IU), pone de manifiesto la falta de sentido común de algunos responsables políticos que, pese a ejercer tareas de gobierno y de representación institucional, no terminan de entender que unas cuestiones son las que se derivan del ejercicio de su ideología y otras, muy distintas, aquellas que implican ocupar un cargo municipal. Vázquez ha justificado el disparate de participar en un piquete violento que protagonizó un altercado en un negocio de la calle Alfonso XII. El responsable de las políticas municipales de economía y empleo contempló sin mover un músculo una violenta escena en la cual parte de sus compañeros de piquete destrozaban una mesa de dicho negocio porque su propietario, y los trabajadores que en ese momento estaban en el local, habían ejercido libremente su derecho al trabajo. Con independencia de la imagen, poco edificante, que arroja el hecho de que cualquier cargo público intente intimidar a un ciudadano, la explicación dada por el afectado ha terminado de empeorar las cosas. Vázquez ha dicho sentirse "orgulloso" de su actitud, ha evitado explicar los motivos por los que no actuó cuando el piquete pasó del terreno informativo al intimidatorio y ha culpado a la Policía Nacional de lo ocurrido. Una actitud prepotente que demuestra la deriva de ciertos militantes de la coalición de izquierdas, que no conciben su papel en política como servidores públicos, sino como miembros de un grupo radical. Vázquez niega haber participado en acto violento alguno. Pero, simplemente justificando la intimidación del piquete, se ha anulado a sí mismo para ejercer sus funciones públicas, en especial las de interlocución con empresarios y trabajadores. Está en su libertad de defender las ideas políticas que prefiera, pero formar parte de un grupo de matones es totalmente reprobable. Aunque él no pueda ni siquiera concebirlo, hasta la huelga representaba a todos los sevillanos. Ahora sólo es símbolo de la peor concepción de la política: el sectarismo. El alcalde debe destituirlo.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios