La ciudad y los días

carlos / colón

De castas y cambalaches

QUIENES preferimos la doble vuelta francesa al sistema español mantenemos sobre los pactos una opinión conocida: son legales pero dudosamente éticos por jugar con los votos de los ciudadanos como los tahúres con los naipes en los barcos de Mississippi. Y esta opinión vale para cualquier tipo de pacto entre cualesquiera partidos. Los políticos, en cambio, pese a ser quienes tienen en sus manos las reformas necesarias para encaminarnos a la democráticamente saludable segunda vuelta, tienen una opinión mudable sobre los pactos. Si les benefician los defienden y si les perjudican los condenan. Ya saben: cada uno habla de la feria según le fue en ella.

A Teresa Rodríguez y sus colegas de Podemos, por ejemplo, les parece que las presuntas negociaciones que mantienen el PSOE y el PP son un "cambalache" que busca un "reparto de poder" a través de un "acuerdo en la oscuridad". Sin embargo les parece de lo más natural el pacto entre ellos, la derecha de Geroa Bai y la extrema izquierda nacionalista radical EH Bildu -tan reacia a condenar el terrorismo de ETA, tan dispuesta a disculparlo igualando víctimas y verdugos- que le va a dar a los de Bildu el Ayuntamiento de Pamplona, un triunfo histórico para quienes consideran que Navarra forma parte de Euskal Herria y que Pamplona es la capital de esta ficticia nación.

Esto, por lo visto, no es "cambalache", ni "reparto de poder", ni "acuerdo en la oscuridad". En Andalucía un pacto PSOE-PP sería contra natura por unir fuerzas de centroizquierda y centroderecha. Pero un pacto entre la derecha nacionalista, los abertzales, los comunistas y su marca blanca de Podemos (a su vez multiplicada en otras marcas blancas: desde hace años los comunistas no saben qué hacer para que no se les llame así) es algo absolutamente natural. Incluso los de Geroa Bai -marca blanca navarra de la supercasta de derechas del PNV mechada con tocinillos de Atarrabia Taldea y Zabaltzen- han declarado que "constatan una evidente sintonía" con Podemos. Pues si el PNV no es casta y de derechas -con tufo clerical, para colmo-, que venga San Fermín y lo vea.

El PSOE, con el que Podemos está intentando pactar por toda España, tampoco debe ser casta. Salvo que no pacte con ellos. Según la Real Academia casta es un grupo que forma una clase especial y tiende a permanecer separado de los demás. Ahora debería simplificarlo así: "Casta: quien no pacta con Podemos".

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios