la ciudad y los días

Carlos Colón

Las chicas (y chicos) de oro

LAS chicas (y chicos) de oro protagonizan la habitual telecomedia de abueletes traviesos firmando el último manifiesto de la izquierda deluxe. Desertan de la ceja que con tanto entusiasmo apoyaron; eso sí, cuando ZP está en plan Mina y a la ceja no le queda ni un pelo. Un poco lentos sí que son, tal vez por razones de edad. Los zpdesilusionados no se han decidido a criticar al Gobierno hasta que ya casi no queda Gobierno; no se han decidido a apostatar de Zapatero hasta que ya casi no queda Zapatero; no se han mostrado críticos con el PSOE hasta que el PP no le ha dado el revolcón del 22-M. Lógico. ¿Cuándo se ha visto a un cortesano denunciar a un monarca en el apogeo de su poder? ¿Cuándo se le ha visto abandonar la corte en la cumbre de su riqueza y esplendor? Y nadie ignora lo mucho que de cortesano tiene el mundillo intelectual y artístico español de la gauche divine.

Pedro Almodóvar, Joaquín Sabina, Miguel Ríos, Almudena Grandes, J. J. Millás, Isabel Coixet, Ana Belén, Pilar Bardem, Víctor Manuel, Juan Diego, Juan Echanove… Estaban todos los que están siempre… Sólo que esta vez estaban contra quien antes apoyaron. Decepcionados haciendo suyos los argumentos de los indignados. No vaya a ser que los del 15-M se les pongan por delante en los carteles progresistas: sabida es la lucha a muerte por ser cabecera de cartel que se da en el mundo del arte desde que este es también, y sobre todo, espectáculo, negocio y mercado.

También están otros que han estado en todas partes, navegado todos los ríos a favor de la corriente y atracado con provecho en las dos orillas, sin importarle que fuera la izquierda o la derecha. Caso de Federico Mayor Zaragoza a quien le fue tan bien bajo el franquismo -rector, procurador en Cortes, consejero nacional de Educación, subsecretario de Educación y Ciencia- como bajo la democracia con UCD -diputado, consejero de Suárez, director general adjunto de la Unesco, ministro de Educación y Ciencia del segundo Gobierno de Calvo Sotelo-, con el CDS -eurodiputado-, con el PSOE -director general de la Unesco- y con IU, que lo propuso recientemente como Defensor del Pueblo. Hay que tener arte. A esta gente nunca le da por ser comunista bajo el franquismo o de derechas cuando gobierna la izquierda.

Los cuatro puntos esenciales del manifiesto -regeneración democrática, dignificación de las condiciones laborales, defensa de los servicios públicos y desarrollo de una economía sostenible, comprometida con el respeto ecológico y al servicio de las personas- los firmaría cualquiera que no rebuzne. Tampoco se han partido la cabeza.

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