LA idea del gobierno local de convertir la calle Betis en un escaparate de Triana ha resucitado. Y con fuerza. A pesar de que la versión municipal era que el asunto iba a reconsiderarse, tras oír las primeras protestas vecinales, la noticia de que el cartel de azulejería ya había sido contratado (en secreto) ha dejado en situación comprometida al Ayuntamiento, que ahora intenta enredar a la Junta (encantada, por otra parte) en una polémica política bizantina. Lo cierto es que hay mucha oposición activa a la idea, algo con lo que no contaba el equipo de Zoido, que quería reivindicar la cerámica trianera con azulejos encargados... a Castellón. Sí señor.
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