RIELABA casi llena, prácticamente llena, la luna sobre el espejo del río y se presentaba en una atalaya de privilegio en su margen derecha un acontecimiento taurino. Tenía atractivo la convocatoria y empaque, una barbaridad d empaque, el evento. Hasta no hace mucho se celebraba en Jerez una corrida llamada del arte a la que le dieron consistencia figuras como Ordóñez, Bienvenida, Romero, Camino, Paula. Y la corrida se hizo punto de obligado cumplimiento así que julio buscaba las tablas. Ahora se ha hecho algo parecido para el día 20 en la recoleta e intimista plaza de Espartinas. Es lo que se presentaba antier noche junto al río, en una maravillosa noche del tardoverano de Sevilla. Y allí estaban Ortega Cano y Pepe Luis lanzando un ideario de buenas intenciones, tan buenas como lo de citar a los duendes para esa tarde de sábado en el Aljarafe. Julio Aparicio cierra el cartel, un cartel muy sugerente, ¿no?