CUANDO la totalidad de los críticos taurinos de la ciudad cabían en un taxi y Diodoro Canorea los convocaba en La Españolapara anunciarles los carteles de la Feria, se iba a la cita en blanco. Ahora, con un batallón de informadores escudriñando el día a día, se acude a dicha convocatoria sabiendo hasta el mínimo detalle de cuanto allí se va a decir. Mañana es el día, se cambió tiempo ha el escenario de Río Grande al Salón de Carteles, y el factor sorpresa está eliminado tras el cúmulo de filtraciones que apoderados, ganaderos, demás parientes y afectos han ido deslizando. Y como no hay sorpresas vamos a la cosa con la lección aprendida y con muy pocos temas por los que preguntar. Afortunadamente, los desencuentros de estos dos años anteriores han desaparecido y preguntar si se ha intentado traer a José Tomás está tan manido que ya no tiene sentido.
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