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Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

¿Una ciudad guarra?

Espadas debería poner entre sus prioridades para este mandato acabar con el problema de la limpieza

Por poco que se muevan ustedes este verano por otras ciudades de España y no digamos ya de Europa, volverán preguntándose que por qué Sevilla está tan sucia. La diferencia con casi cualquier otra ciudad salta a la vista y a ciertas horas y en ciertos sitios también a la nariz. Con algunas del norte, como Oviedo o Vitoria, que han hecho de la limpieza de sus calles una de las banderas de su calidad de vida y de su oferta para atraer visitantes, nos separa una distancia tan grande como la geográfica. El problema no puede ser sólo de gestión municipal, que lo es. Parece que también los sevillanos contribuimos generosamente a labrarnos la imagen de ciudad guarra a base de colillas, papeles, botellas de plástico o cagajones de caballo en las zonas más turísticas.

Por mucho que intente hacer Lipasam, mientras en Sevilla no aumente el civismo de sus habitantes seguiremos teniendo una ciudad más sucia de lo que debería. Pero también hay otros factores que no se pueden obviar. No todo es lo que echamos al suelo esperando que alguien venga detrás a limpiarlo. Están, por ejemplo, los churretones en las aceras por la mala calidad de los pavimentos que se han instalado durante los últimos años, que ofrecen un aspecto cutre, los contendores desvencijados instalados en las calles o el hedor que desprenden los coches de caballos en los emplazamientos más turísticos, un problema en el que ayuntamiento tras ayuntamiento fracasa a la hora de intentar ponerle coto.

Aquí hay que hablar, pues, de responsabilidades por más de un sitio. Admitamos que el origen del problema -porque es un problema- está en un déficit de educación ciudadana. Pero la gestión que se hace desde el Ayuntamiento también tiene mucho que ver. Lo primero tiene solución: educación, concienciación y multas cuando haga falta. Lo segundo, también: mejorar la gestión para que lo que está en manos municipales funcione mejor. A veces tiene uno la impresión de que los vehículos de Lipasam -por lo menos, en las zonas más transitadas del centro- son como los moros de Queipo: hay unos pocos que no dejan de dar vueltas para que parezca que son más.

La cuestión no es menor y el alcalde Juan Espadas, ahora que no le condicionan las urgencias electorales, debería ponerla en sus prioridades para este mandato. Todas las encuestas que se hacen entre los sevillanos reflejan la falta de limpieza como uno de los grandes males de Sevilla. No se puede aspirar a estar en el ranking mundial de las smart cities, ni jugar en la primera división del mercado turístico, con la etiqueta de ciudad sucia en la frente. Las calles que pisamos y que ensuciamos hablan de nosotros. Y lo que dicen no nos debería de gustar nada.

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