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La ciudad inmune

En la provincia de Sevilla hay municipios que no han tenido ningún caso de coronavirus

En la pequeña ciudad italiana de Ferrera Erbognone, en la llanura del rio Po y en pleno corazón de Lombardía, aún no se ha registrado ningún caso de infección de coronavirus. Tiene poco más de mil habitantes que superan de media los sesenta años y muchos se preguntan cómo es posible que estando en una de las zonas álgidas de la pandemia, no haya ningún afectado a estas alturas. ¿Por qué? Después de una exhaustiva toma de muestras de sangre en la localidad, los expertos clínicos italianos lo están estudiando, aunque no esperan resultados hasta dentro de un par de meses. Una hipótesis sugiere que los locales han desarrollado anticuerpos capaces de resistir al virus y que puede ser por razones hereditarias, en una ciudad que ha ido perdiendo población últimamente y que cada vez está más envejecida, como hemos mencionado. El pequeño núcleo tiene un origen rural, de antiguas granjas y se podía pensar en su aislamiento, pero en realidad se encuentra a sólo treinta kilómetros de Pavía y a unos cincuenta de Milán. Y en su término municipal está una de las mayores refinerías europeas, propiedad del grupo ENI, que además acoge, en un nuevo edificio de tratamiento de datos, el mayor superordenador de Italia. Así que no es fácil presuponer ninguna razón clara para esa capacidad de resistencia al virus. La genética sabemos que tiene gran influencia, pero lo más seguro es que no sea la única razón y la ciencia busca una explicación más completa, sin crear falsas expectativas. Aunque sí parece que los vecinos de Ferrera han respetado muy fielmente las precauciones de aislamiento. Aun así, la pregunta es ¿por qué?

En la misma provincia de Sevilla hay una serie de municipios que no han tenido ningún caso de coronavirus. Unos están en la Sierra Norte, como El Real de la Jara, Almadén de la Plata, Alanís o San Nicolás del Puerto y otros al sur, como Algámitas, Pruna o Coripe, alejados de la gran ciudad. En contraste, algunos se sitúan cerca de Sevilla, en plena cornisa del Aljarafe, como Salteras, Olivares, Valencina, Bormujos o Espartinas. Seguro que no hay una sola causa, pero poder contestar a la pregunta ¿por qué ocurre esto? puede ser clave ahora y en el futuro. Hace muchos años, a finales de los años setenta, en una de sus visitas a Sevilla, el arquitecto milanés Aldo Rossi pronunció una conferencia en la Escuela de Arquitectura, en la que me llamó la atención que, para hablar de la ciudad, nos dijera que cada vez le interesaba más la inmunología. Entonces me costó entenderlo. Ahora me aparece como uno de los claros pensamientos que el arquitecto nos legó sobre la arquitectura y la ciudad. La memoria y la especificidad como elementos para reconocerse a sí mismo y reconocer lo extraño, eran las condiciones y explicaciones para la inmunidad. Es muy posible que además de la genética y los avances médicos, como la detección precoz y las vacunas, la ciudad que mantiene su memoria y reconoce lo que tiene de diferente, puede ser una ciudad más inmune.

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