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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Los ciudadanos, lo primero

Sanidad, educación, vivienda, empleo y seguridad son prioridades que obligan a los pactos de Estado

Afortunada o desafortunadamente, depende como se mire, somos un país sin la relevancia política internacional de las grandes potencias de los G-4, G-7, G-8 y G-20. Ello debería permitirnos, no desentendernos de las cuestiones europeas y mundiales, pero sí concentrar el grueso de los esfuerzos y trabajos políticos en mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. La Moncloa no tiene la agenda de la Casa Blanca, el Kremlin, Zhongnanhai, el Elíseo o la Cancillería Federal.

Pero la política nacional, que tantos esfuerzos debe desperdiciar en las anacrónicas cuestiones suscitadas por el egoísmo de los nacionalismos vasco y catalán, no atiende las prioridades ciudadanas con la eficacia exigible. Un ejemplo dramático es el informe del Observatorio de la Dependencia. En 2018 murieron 30.400 dependientes esperando recibir los beneficios que les habían sido reconocidos por ley, 250.037 seguían esperando la prestación o los servicios -de ellos el 60% en Cataluña y Andalucía- y 128.568 esperaban su valoración. Es cierto que las listas de espera se redujeron en 60.000 personas; y que 39.000 y 100.000 más que el año anterior tuvieron reconocida su situación y recibieron algún tipo de atención. Pero también que esta reducción se ha hecho en gran medida a costa de atender a los dependientes moderados con servicios "de bajo coste", mientras que cuatro de cada diez personas en espera son dependientes graves (grado II) o grandes dependientes (grado III), un total de 98.236 personas cuya atención es más necesaria y costosa.

Es cierto que tenemos un sanidad pública de calidad, universal y gratuita (aunque nunca he considerado justo lo último: nos la pagamos con nuestros impuestos). Pero también que presenta múltiples deficiencias que se deben afrontar con más presupuestos y mejor gestión de los recursos. Es difícilmente comprensible, en el caso andaluz, que haya fugas de batas blancas a la vez que largas listas de espera. Hacer política es, antes que nada, establecer prioridades. Y nadie puede dudar que sanidad, educación, vivienda, empleo y seguridad deben encabezar, de verdad y no como estrategia electoralista (como estos "viernes sociales" que suenan a lunes de San Pancracio, miércoles de San José o primer viernes del Sagrado Corazón) las tareas de cualquier Gobierno. Lo que obliga a algo al parecer imposible para nuestros mediocres políticos: pactos de Estado.

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