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La ciudad y los días

Carlos Colón

Cuando las ciudades estallaron

AL igual que Tati hizo humorísticamente en Mi tío, Fellini míticamente en La dolce vita, Rosi políticamente en Le mani sulla città, Berlanga esperpénticamente en El verdugo o Pasolini poéticamente en Mamma Roma, las cinco rodadas entre 1958 y 1963, Paco Gómez fotografió el estallido de las ciudades en los años 50 y 60, cuando especulación se confundió con empuje empresarial, destrucción con creación, inhumanidad con modernidad, desarrollo incontrolado con progreso... Las ciudades, tras sus grandes transformaciones civilizadas del siglo XIX, crecieron salvajemente y se crearon los cinturones urbanos en los que pronto quienes creían mejorar sus condiciones de vida descubrieron que sus barrios se degradaban en gigantescos guetos en deslizamiento de la modestia a la marginalidad. Pasolini fue quien mejor lo sintetizó con la historia de Mamma Roma, la prostituta que quiso rehacer su vida y la de su hijo yéndose a vivir a un moderno barrio-colmena en el que el joven, como si fuera víctima de la predestinación trágica, caerá fatalmente en la delincuencia.

Paco Gómez (1918-1998) fue el fotógrafo -paisajista y sobrio poeta visual- de ese estallido de las ciudades, de los arrasados paisajes suburbanos, de los bloques de pisos que crecían a la par que los beneficios especulativos: edificios mal construidos en barrios mal diseñados y peor equipados; en los que iba a ser paralelo el deterioro de los materiales, de los paisajes y de las vidas de quienes los habitaban. La barcelonesa Fundación Foto Colectania ha tenido el acierto de montar la primera exposición (abierta hasta enero 2011) dedicada a este excepcional testigo del estallido de las ciudades, la irrenunciable dignidad de quienes lo padecieron, las carencias de los viejos mundos de los que venían y las que les aguardaban en los mundos nuevos a los que llegaban llenos de esperanzas pronto defraudadas.

Desolación y emoción laten en fotografías como la que achica hasta reducirlas minúsculas proporciones las figuras de un hombre vestido con antigua corrección -gabardina, traje y sombrero- y un niño, atravesando de la mano el desierto sin urbanizar de un nuevo barrio cuyos altísimos bloques ciegan el horizonte. Y late en las restantes fotos expuestas, 75 seleccionadas entre el fondo de 25.000 negativos que guarda la Fundación Foto Colectania, de personajes, paisajes urbanos o muros desconchados en los que Paco Gómez logró retratar con sobriedad minimalista el especulativo estallido de las ciudades y las vidas de unas gentes que, vistas por él, nunca pierden una dignidad que todo parece conjurarse para quitarles.

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