CARA y cruz, haz y envés, sol y sombra, blanco y negro. Así se dio la tercera jornada de la segunda vuelta, por cierto un calco de la anterior. Va recuperando tono y terreno el Sevilla mientras da la impresión de que el Betis se ha metido en una mala racha. Intenso y afortunado el Sevilla, hipotenso y con el viento en contra el Betis. Pasa que el colchón acumulado por los de Mel es lo suficientemente mullido para que la alarma no viaje en su valija.

Ante un buen Rayo Vallecano, el Sevilla salvó un escollo considerable y lo hizo gracias a la calidad de algunos de sus hombres, pues si Rakitic enderezaba una tarde que se torcía en tiempo de descuento, luego se sacaría Negredo una paloma de la chistera en forma de taconazo para dejar todo el botín en casa. Tiene buena pinta este Sevilla, aunque ese buen aspecto venga más de la mano de la intensidad y la motivación que del juego, que tampoco es para tirar cohetes.

Y cerró la jornada un Betis que siempre jugó donde quiso el Atlético de Madrid y que cayó por un gol de esos que no son de recibo en Primera División. Decíamos días atrás que con tantos futbolistas a préstamo, trabajo le queda a la secretaría técnica para formar un equipo con un mínimo de ganatías. Y por lo pronto ha de empezar a buscar un portero que esté en consonancia con la categoría en que juega el Betis, que ese gol del Calderón fue para ponerse raudo manos a la obra.

Ve el Betis cómo sus perseguidores van acercándose de forma alarmante y también verá, me imagino, que el colchón de puntos no va a durar toda la Liga. Por lo pronto, dicho colchón ha perdido grosor y más que puede perder, los galgos se han unido a los podencos y el pelotón se constriñe para que sólo quede claro en estos momentos quiénes son los dos mejores de esta Liga. Lo demás, en un pañuelo para que la subversión de papeles sea un hecho que puede producirse.