Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

La columna rota

Si ha perdido Andalucía, el PSOE puede perder cualquier cosa, incluido el Gobierno de la nación, incluida Sevilla

Al PSOE le ha pasado lo peor que le podía pasar: perder el poder en Andalucía, donde nunca nadie, a pesar de momentos más altos y más bajos, había logrado hacerle sombra. Los socialistas habían tenido caídas tremendas en generales, en autonómicas o en municipales. Todavía se recuerdan los 20 concejales de Juan Ignacio Zoido en Sevilla en 2011, por citar sólo la última debacle local. Pero siempre habían mantenido la Junta como símbolo de un poderío que les daba una importante autonomía dentro del PSOE federal y que les permitía actuar como una especie de columna vertebral que sostenía el andamiaje de toda la organización y sin cuyo beneplácito no se podía dar un paso. Todo esto ha saltado estos días por los aires. La columna está rota. La triple alianza de la derecha que va a colocar en el Palacio de San Telmo a un candidato del Partido Popular no sólo supone la consecución de un objetivo acariciado sin éxito durante cuatro décadas, sino que va a tener unos efectos demoledores sobre la fuerza hegemónica de la izquierda. Si han perdido Andalucía, los socialistas pueden perder cualquier cosa, incluido el Gobierno de la nación, y si la triple alianza de la derecha que se experimenta a partir de ahora en nuestra tierra funciona, puede hacerlo en cualquier otro lugar. La caída del PSOE andaluz, que lo debilita como nunca antes, se produce en una situación de enfrentamiento entre la dirección regional y la nacional. No hay que ser un lince para pronosticar que la salida de la Junta va a tener consecuencias internas y que esas consecuencias, con toda probabilidad, se verán antes de que se celebren las próximas elecciones generales.

Por lo pronto, la discrecionalidad de la que ha gozado el PSOE andaluz para hacer a su antojo las listas electorales no se va a repetir. Las últimas hechas a su medida por Susana Díaz fueron las que concurrieron el 2 de diciembre. Para las municipales, la estructura de Ferraz tendrá cuota importante a la hora de decidir quién va y quién no va en los puestos de salida. En Sevilla, Juan Espadas, va a tener que hacer frente a esa presión y a la de los desplazados de la Junta que intentarán colocarse en el Ayuntamiento. No lo va a tener fácil a la hora de configurar una lista potente con nombres atractivos que trascienda de las peleas del aparato.

Pero esta no será, seguramente, la principal preocupación del alcalde de Sevilla en estos momentos: tenía la continuidad en el puesto al alcance de la mano y ahora la cosa no está tan clara. Lo que ocurrió el 2 de diciembre es una tragedia para las siglas. Lo es en toda España y en Sevilla capital, donde los socialistas tienen problemas desde hace mucho tiempo y el horizonte se presenta, de pronto, con muchas nubes.

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