ES el mensaje de socorro que lanzó ayer la Asociación de Hostelería a instituciones y empresas. Por favor, no recortéis los gastos en comidas y cenas de Navidad. Prometemos ofertas y descuentos. No dejéis de contratar los caterings para la copa navideña. No interrumpáis esa inercia, a la que se va de buen o mal rollo, pero que tanta falta le hace al sector de los restaurantes para mantener miles de puestos de trabajo. Habéis cercenado el uso de las tarjetas de crédito para almuerzos de trabajo, lo que ha desinflado la viabilidad de muchos establecimientos que, entre semana, sólo vivían de ese tipo de clientes. Por eso, apiadaros de tantos restaurantes creados para enriquecer la oferta gastronómica y lúdica de una ciudad que debe presumir de capitalidad y de potencia turística. Volved, volved por Navidad y llenad nuestros salones y reservados. Planteaos vuestro jolgorio como cena benéfica en favor de quien os da de comer y beber.

¿Qué instrucciones darán Griñán, Monteseirín y Villalobos a todos sus departamentos y empresas públicas? ¿Prohibidas con cargo al presupuesto de todos las copas de Navidad, los ápages del langostino y jamón o las cenas con cubata, por aquello de la austeridad y la falta de dinero en las arcas públicas? ¿O rienda suelta por un día al desahogo del personal del gran jefe político, en pro de la economía sostenible de la hostelería?

Dada la cantidad de empresas que han desaparecido, y la abundancia de regulaciones de empleo y despidos, adelgazando las plantillas, la Asociación de Hostelería ha de seducir sobre todo a la Sevilla de la función pública. Nuestro mercado de trabajo es tan dual que quienes tienen un empleo pagado por la Administración en la Enseñanza, la Justicia, la Sanidad, la Seguridad o los Medios de Comunicación de titularidad pública (esos sueldos de Canal Sur...), pueden brindar por el nuevo año sin escatimar y sin miedo a quedarse en la calle. El resto sólo puede festejar que lo peor está aún por llegar.