desde mi córner

Luis Carlos Peris

De la concordia a lo discordante

Es absurdo y poco digerible que la gran fiesta del fútbol español, la final de Copa, sea motivo para la discordia

ASUNTO espinoso el de la final de Copa del Rey año tras año. Lo que debiera ser un motivo de celebración al rebufo de la mayor fiesta del fútbol en España se convierte en una especie de china en el zapato molestísima. Da la impresión de que la final empieza a mostrarse cuando se llega a semifinales o poco antes y que no existe cuando se trata de encajarla en el calendario, pues siempre hay algún pero a la fecha y, por supuesto, al escenario que hace que proliferen las especulaciones y los cabildeos para dar con soluciones que casi nunca contentan a nadie. Y ya si están Madrid o Barça por medio, pero todavía.

En el caso que nos ocupa, la final de este año, lo primero que se debió prever es que al ser año de Eurocopa, el interés de la selección debería haber prevalecido para que no pase que sea la mayor damnificada con esta incursión de la final en su tiempo de preparación para, nada más y nada menos, que intentar revalidar su título de campeona de Europa. Aquí sólo se ha hablado de que si es cierto o no que el Madrid haya de arreglar los baños de su estadio o los arregla en previsión de que al Joan Gaspart de turno le dé por una triunfal vuelta al ruedo como la que dio tras ganarle al Betis allí en el 97. Se habló de eso, pero de la selección no se decía ni pío.

Al final será en el Calderón y lo que no sé es por qué Athletic Club sigue enfadado con la designación y continúa prefiriendo La Cartuja. Y lo más positivo de todo esto es que, a pesar del Real, Madrid va a beneficiarse de la presencia de cuarenta o cincuenta mil foráneos en sus calles que van a dejar un dinero en comederos, bebederos y dormideros. Es más lógico que sea Madrid y no Sevilla por razones meramente kilométricas, pero lo que no resulta de recibo es que la gran fiesta del fútbol sea motivo de disgustos y de crispaciones en un sector, como el fútbol patrio, tan rico en crispaciones. Una fiesta como la final debiera ser motivo de concordia y no de discordia.

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