Decíamos ayer (adiós, Fray Luis) que este estado de cosas podía acabar con la burbuja en que el fútbol se instaló a partir de la entrada masiva de dinero procedente de los operadores de televisión. Redundábamos en que el expansionismo que eligieron sus dirigentes está a punto de lo peor. Y como seguimos en la milonga de escribir de fútbol sin que haya fútbol, toda elucubración al respecto tiene cabida, por supuesto que tiene cabida.
Y como en este sector de la vida gran parte de la elucubración se alimenta del rumor, pues rienda suelta a la rumorología en cuanto deja un resquicio la terrible actualidad que sufrimos. Y unos de los rumores que más intensamente surgen tienen su epicentro en el Betis, cómo no. El Betis como oscuro objeto de rumores y así resulta que se le va buscando acomodo a cuantos futbolistas son considerados como imprescindibles para los que comulgan con dicha causa.
El Betis, según los expertos de ocasión, ha de hacer caja de forma urgente y aunque luego salgan voces autorizadas del club desmintiéndolo, la cuestión es seguir dando la barrila con dichas presuntas urgencias. El Betis, dicen, ha de buscarle acomodo por vía de urgencia a Fekir, ese futbolista del que se llegó a decir que sus ausencias beneficiaban al juego del grupo. Ahora hay que quitarse a Fekir de encima perdiéndole dinero, ya que como se aplazó la Eurocopa se quedó sin escaparate.
Y como el campeón del mundo, William Carvalho, otro a quitarse de encima para que el club no desaparezca. Claro que el luso también cotiza a la baja por la supresión del escaparate. Todo es de obligado cumplimiento y si luego aparece un portavoz oficial llamando a la calma, la rumorología seguirá y abrirá su espectro a la espera de encontrarle acomodo a Rony Lopes, el hombre que vino a cambio de Ben Yedder. Y así hasta que el fútbol vuelva y sólo interese el partido.
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