Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

No confundan errores y falta de competitividad

Que el Betis peca de falta de ambición es un mantra que mueve a la confusión

Asimismo como las cunetas del fútbol están llenas de victorias morales, cuando a alguien le cuelgan un sambenito no hay cristiano que se lo quite así que vaya pasando el tiempo. Señas de identidad apócrifas que hasta cobran carácter de ADN indestructible, señas de identidad que se perpetúan de indelebles que se hacen. Y al Betis le ha caído el mantra de su falta de competitividad, lo que se convierte en causa única de su inefectividad.

En condiciones de normalidad, léase convertir en gol un porcentaje decente de ocasiones creadas, el Betis no habría perdido ante el Atleti ni ante el Getafe, habría sobrevivido a la noche triste de Vallecas y, por supuesto, se habría traído los tres puntos de Ipurua. Y, por favor, no se confunda esto que escribo con el cuento de la lechera, ya que se trata de aclarar cosas que competen, valga la redundancia, a ese defecto mortal en deporte que es la falta de competitividad.

Algunos hasta rozan el tremendismo comparando la competitividad con el veneno, lo que ya es comparar. En esos partidos que he nombrado, el Betis compitió al mismo nivel que sus rivales, aunque no lo parezca. La mera idiosincrasia de los futbolistas hace que parezca más competitivo Arambarri que Fekir, Thomas que Canales o el racial Damián que Joaquín, pero es sólo fachada, cuestión de imagen. Cada uno compite según sus características, sin atropellar la razón.

A este Betis que no termina de embocar su meta lo están penalizando sus errores en ambas áreas, lo que no significa ausencia de ganas de ganar. Incluso errores arbitrales como los de Getafe, pero de eso ya se ha vertido tinta suficiente. Sin irnos al pasado, el frustrante empate de Eibar no fue por falta de energía ganadora, sino porque en Primera División los errores se pagan a muy alto precio, a tan alto precio que el objetivo se va alejando y las ilusiones apagándose.

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