la ciudad y los días

Carlos Colón

Si la cosa funciona…

LA monarquía parlamentaria ha procurado a este país el más largo período de paz, prosperidad y libertad en dos siglos. Y además nos sale barata, si la comparamos con los gastos de otras monarquías o de las presidencias de las repúblicas. No hay razones objetivas para cambiar las cosas. Al Reino Unido, Bélgica, Países Bajos, Suecia o Dinamarca les va bien, y no son precisamente países carentes de traición democrática. Por eso, sin ser monárquico, me sumo al largo y cálido aplauso que los parlamentarios dedicaron al Rey en la apertura de la X legislatura.

A estas alturas no entiendo bien las convicciones inamovibles monárquicas o republicanas. Tan bien les va a los franceses y los alemanes con sus repúblicas como a los ingleses y los suecos con sus monarquías. Por eso, en esta cuestión tan importante, me apunto a lo de Woody Allen: si la cosa funciona… Las dos repúblicas que España ha conocido han salido mal, tanto por razones externas como internas, achacables al acoso de la derecha como al de la izquierda, a los errores de sus adversarios como a los propios. En un debate televisivo le escuché a mi recordado y querido profesor Alfonso Lazo decir esta simple verdad: si la primera y la segunda salieron mal, más vale aparcar la tercera y mantener lo que ha demostrado funcionar bien.

Aun en el caso de que la monarquía sea una supervivencia del pasado y la república más racional y moderna, se puede aplicar a esta cuestión el conocido refrán que afirma que lo mejor (en el caso de que lo fuera) es enemigo de lo bueno. Y no me vale el argumento de que la república es más democrática que la monarquía porque las presidencias de las repúblicas se votan y los tronos se heredan. ¿O acaso Francia es más democrática que Inglaterra o Italia que Suecia?

Utilizar el caso Urdangarín para atacar al Rey y a la monarquía es un juego sucio muy parecido al de quienes descalifican la democracia y los partidos utilizando la corrupción de algunos políticos. Y aún es un juego más sucio porque el Rey no está implicado en el escándalo, mientras que altos cargos de los partidos mayoritarios están siendo juzgados o investigados. Llámese ERE en Andalucía, Gürtel en Valencia u operación Campeón en Galicia. Ayer, a la vez que se hacían públicas las cuentas de la Casa del Rey, se anunciaba que el Supremo investigará a José Blanco por tráfico de influencias y cohecho. No se trata del yerno de un alto cargo, sino del ex ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE. ¿Impugna esto la democracia? ¿Pone bajo sospecha a todo el PSOE? Pues lo mismo sucede con el Rey o la monarquía y el caso Urdangarín.

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