Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Las cosas son lo que parecen

LAS apariencias acaban dando carácter a las cosas y a las personas. Todos acabamos siendo, en cierto modo, lo que parecemos. Las instituciones, también. La Junta pretende hacer una excepción a la disciplina urbanística, la limitación al crecimiento de un municipio, en el caso de los campos de golf. Aunque no se termina de atrever. Después de años evitando urbanizaciones en un terreno rústico estupendo con la excusa de que son un residencial adosado a un terreno de golf, se levantaría la veda. No era un capricho, se trataba de que las viviendas, cercanas a un golf, en medio de un monte o donde quiera que se pretendiese levantarlas, tuvieran antes de construirlas los servicios de carreteras, infraestructura, transportes, agua, electricidad, saneamiento y demás, instalados por cuenta del promotor. Esto no pasaba en los locos años 2000. Se ponían las infraestructuras a posteriori, con cargo al erario público, y todos tan contentos.

Contentos y blindados. En Marbella no se ha tirado ninguna de las más de 30.000 viviendas ilegales que dejaron construir los miembros de la banda de Gil y Gil. Ni 30.000, ni 18.000, ni 1.500, ni una sola. Y ahora, pasada la página de las responsabilidades, se inaugura una nueva fase: aparecen oportunidades de negocio otra vez. Relajar la disciplina urbanística, con las cautelas que se quiera, es olvidarse del desenfreno, la corrupción y la barra libre que imperó en el sector y en tantos ayuntamientos de la costa en los últimos años. Pero estamos en crisis y se pretende que tire de la economía lo de siempre.

Todo esto ocurre después de que haya desaparecido la Consejería de Ordenación del Territorio. Desaparecido del nomenclátor de la Junta. Que el urbanismo no figurase en el nombre de la Consejería de Obras Públicas y Transportes, siempre la convirtió en una maría, una asignatura menor en la responsabilidad de la Administración autonómica. Rescatado el asunto, llegó a encabezar una cartera ministerial en el Gobierno regional: Ordenación del territorio y Vivienda. El acordeón institucional la ha hecho desaparecer del mapa de nuevo. Y el nombre de la nueva consejería de Obras Públicas y Vivienda es arriesgado. En Europa los ministerios son de transportes. Las obras públicas construyen infraestructuras, pero el servicio al ciudadano es el de Transportes. Aquí le damos más valor a lo que nos gastamos en la carretera o en el ferrocarril que tener el transporte donde se necesita y puede ser eficiente y rentable.

Y lo mismo pasa con la vivienda: lo fundamental es la ordenación del territorio, la planificación de necesidades y servicios. Así las viviendas acabarán estando donde exista una demanda objetiva, sean asequibles y haya infraestructura para soportarla. No donde quieran los promotores. La Junta debería medir muy bien sus excepciones. Porque estas cosas acaban siendo lo que parecen. Las carga el diablo.

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