La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Cinco criterios para las vacaciones

No se debe viajar donde no han estado los romanos. Es el primer criterio que mucha gente aplica consciente o inconscientemente al contratar un periplo en sus días de vacaciones pagadas. Los romanos siempre son una garantía. Tuvieron su propio ordenamiento jurídico, del que seguimos viviendo en buena parte, al igual que seguimos circulando por la Vía de la Plata desde Cádiz a Gijón. Segundo criterio. Sus vacaciones serán un fracaso cuando sienta sudores al verse con un plato en la mano haciendo cola por unas tortitas con nata en el desayuno de un hotel resort o de un crucero masivo. La crisis de las tortitas con nata, de la tortilla hecha en su presencia o del cucharón de macarrones, está todavía poco estudiada, pero hace mella en los ánimos de cientos de sufridos veraneantes que se dejaron guiar por el operador de turno o por el tríptico de ensueño. Hacer cola para consumir macarrones es un fracaso, admítalo en su interior. No se engañe. Los romanos nunca lo hubieran hecho. Tercer criterio. Las verdaderas vacaciones están en una suerte de exilio interior que consiste en leer o en escribir, con alguna tertulia libre de histriónicos de vez en cuando. Evite el cuñadismo en días de asueto, absténgase de analizar el futuro de Vox o de Podemos, no hace falta que justifique las celebraciones del Orgullo por el impacto en el PIB, no dé explicaciones ni se justifique, sobre todo si viene de sufrir el suplicio de la cola para lograr una tortilla de dos huevos con tropezones de champiñones. Cuarto criterio. Escoja bien los libros de lectura, una decisión que es casi más importante que seleccionar las compañías. Los libros hablan de usted, informan de sus preferencias, estado anímico, predilecciones... Forre los libros con papel de periódico. Contar lo que está leyendo es información personalísima. Preguntar lo que otro lee es una intromisión en la esfera privada del prójimo. Es mejor preguntarle al amigo si la renta le ha salido a pagar o a devolver, pero nunca por las lecturas, que supone confesar la temática a la que uno dedica no ya el tiempo libre, sino los ratos que emplea en uno mismo. Quinto criterio. No viaje si no va a estar igual o mejor que en su casa. No merece la pena. No se eche sobre la colcha de la cama al tomar posesión de la habitación, porque otros lo hicieron antes. Las colchas no se cambian. Usted solo controla lo que ocurre en su casa, nunca en los hoteles, mucho menos en los cruceros, que son hoteles modelo colmena y con las mismas ollas de macarrones. Reflexione si de verdad estará mejor que en su casa. Y ante la duda, siempre por la Vía de la Plata. Los camioneros siguen usando el camino de los romanos. Y nunca paran en sitios donde hay tortitas con nata, sino platos de cocina de toda la vida y música de El Puma.

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