PARECE como una ilusionada cuenta atrás rumbo al reencuentro con un personaje irrepetible. Es como una consigna tácita que rompe en el boca a boca, que es la más fidedigna forma de comunicación jamás inventada. Falta un día menos para ver a Morante se ha convertido en la obsesión del buen aficionado, que en el despersonalizado panorama actual nadie como el mago cigarrero para llevarte a un tendido. Y esa obsesión por reencontrarnos con la magia da la impresión de que ya tiene fecha. Nadie quiere pararse a pensar que Morante no vaya a embutirse en seda y pasamanería el sábado en Ronda. Desde los tiempos en que Ronda era meta de peregrinación donde adorar a Antonio Ordóñez no se daba un nivel de expectación como el que ha suscitado esta Goyesca. Falta un día menos para ver a Morante, se acerca la Goyesca y se cumplirá un deseo, ¿no?
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