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hoja de ruta

Ignacio Martínez

El cuento de la energía

HOY sube la luz; así sin más. Hay empresas con un coste energético superior a la nómina. Y tenemos un sistema de tarifa opaco, complejo, desfasado. Pero este Gobierno prefiere abordar la reforma laboral antes que meterle mano a una regulación energética que hizo el Gobierno Aznar en 1997, cuando liberalizó el mercado de la energía. Regulación que condiciona gravemente la competitividad de la economía nacional. Esto se llama reformismo selectivo. El poder de los lobbies...

Ya habrán oído que el coste de la producción es muy superior a lo que se paga en el recibo de electricidad. No es cierto. En absoluto: el déficit de tarifa es un hallazgo lingüístico muy rentable. Cuando el Gobierno de Aznar liberalizó el mercado de la energía en 1997 estableció un baremo teórico del coste de la electricidad que no se correspondía con la realidad. Además el erario público liquidó 8.660 millones de euros a las centrales existentes como compensación por los costes de transición al régimen de competencia.

Este sector estratégico tiene mucho futuro. En la sexta parte del mundo rica no tiene mucho margen de crecimiento, pero en las cinco sextas partes restantes va a subir enormemente la demanda en los próximos 40 años. Es además un sector en el que los saltos tecnológicos han sido espectaculares. En el siglo XIX la estrella era el combustible sólido, el carbón. En el XX fueron los líquidos, hidrocarburos. Y en el XXI prima el gas y las renovables.

Y ahora nos dicen que hay que subir el recibo de la luz por el déficit tarifario. No importa que el megavatio hora tenga un coste real de 10 euros en una central hidroeléctrica o de 20 euros en una nuclear y lo vendan a 60, 70 u 80 euros. No importa que todos los suministradores que entran en un pool tengan costes de producción diferentes pero cobren lo mismo por su electricidad. No importa que las compañías estén contabilizando al año unos 3.500 millones más de la cuenta. Hay un déficit de tarifa teórico por el que hoy hay que subir el recibo de la luz. No se revisan los conceptos del recibo, los peajes, las primas, los pool, el mix energético. Continúa la socialización de las pérdidas y la privatización de los beneficios. He aquí una reforma urgente para un Gobierno valiente.

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