LAS encuestas indican que el mapa electoral andaluz se mantiene en la foto fija. Con el peso del más de lo mismo se encendía anoche el televisor para contemplar un debate entre los dos políticos que confrontan su liderazgo desde inicios de los 90. Ahora estamos en la era de la instantaneidad y del futuro sobrevenido con cambios cada vez menos espaciados. Pero cuando Chaves y Arenas, con tanto pasado a sus espaldas, se dedican 80 minutos a hablar del pasado, difícilmente un debate tan necesario puede estimular a votar sobre el futuro. Fue el cara a cara más encarnizado en la pobre historia electoral de la televisión andaluza. Tuvo momentos de buen pugilato. Chaves y Arenas han estado más convincentes que nunca a la hora de lanzar sus argumentos y en las réplicas. Los dos han convencido a sus potenciales electores. Pero fue un debate que mantiene a Andalucía en una foto fija de régimen socialista y señoritos a caballo.

La campaña andaluza se queda coja porque no vamos a tener un segundo debate en el que fuera obligado dedicar todo el tiempo de emisión a hablar de propuestas y de cómo gobernar la Andalucía de 2009 a 2012. Por ejemplo, sobre la adecuación de los recursos e inversiones a la curva demográfica . El boom de la inmigración se ha pegado como una lapa al mejor decenio de la economía española, y ha catapultado ese desarrollo del que todos nos beneficiamos. Pero el Instituto Nacional de Estadística prevé que llegaremos a los 50 millones de habitantes y ya no tendrá correspondencia con un boom de la construcción y del consumo.

Los asesores de ambos lo tendrían más difícil si hay que prepararles un debate con soluciones sobre la reconversión de las comarcas algodoneras a tenor de la política europea, sobre la deslocalización industrial en la globalización o sobre el nivel de endeudamiento de las familias andaluzas a tenor del panorama financiero internacional. Ellos están mejor cuando se enzarzan en el pasado.