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El balcón

Ignacio / Martínez

Dos debates en estéreo

ESTA semana se ha producido una situación surrealista en el Parlamento andaluz. El mismo día que se celebraba en Madrid el debate de investidura del candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, la pequeña Sevilla del poder contraprogramaba una sesión extraordinaria en la Cámara regional para analizar la situación política en Andalucía. Que el Gobierno autonómico sea también socialista hace aún más exótica la coincidencia. La presidenta se defendió con el argumento de que la fecha de su debate estaba establecida antes que se fijara la investidura de Sánchez. O sea, que no había fuerza humana capaz de cambiarla. Una broma.

La única explicación lógica de este solapamiento en estéreo de los dos debates es la competencia. Susana Díaz aupó a Sánchez a la secretaría de su partido para castigar a Madina por impedir su designación como jefa del socialismo español por aclamación. Pero el elegido se ha desentendido de su protectora. El filósofo inglés Thomas Hobbes sostenía que hay tres causas principales de disputa en la naturaleza del hombre: la competencia, la desconfianza y la gloria. Sánchez cumple las tres en el inconsciente de la presidenta. Ella desconfía de quien ensombrece su reputación y usurpa su liderazgo natural. Un término que empleó hasta la extenuación Fraga tras la muerte de Franco, irritado por la usurpación que Suárez y su UCD hicieron de la mayoría natural que él creía representar.

Precisamente, el miércoles la oposición criticó que las ambiciones de Díaz condicionen la política andaluza. Pero la aludida no se amedrentó. Le sobran facultades para ganar los lances a Moreno (PP), Rodríguez (Podemos) o Cortés (IU). El debate resultó duro, especialmente cuando Díaz descalificaba a sus adversarios en la última réplica, cuando ya no tenían derecho a una nueva dúplica. Así puso a Cortés con su partido camino del cementerio, calificó a Moreno de peligro público y mala copia de Javier Arenas, o retrató a Rodríguez como Che Guevara bolivariana. Como puede verse, con escaso análisis de la situación política regional. Aunque también se dio un paseo por la Andalucía imparable de Gaspar Zarrías.

Adujo unas palabras del presidente de la patronal andaluza sobre lo mucho que ha mejorado Andalucía desde el inicio de la autonomía. Eso es verdad. Pero hay que recordarle a la presidenta que también han mejorado muchísimo en los últimos 35 años Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla La Mancha, Castilla León, Cataluña, Extremadura, Galicia, Madrid, Murcia, Navarra, País Vasco, Rioja o Valencia, dicho sea en riguroso orden alfabético. Todas han prosperado con gobiernos socialistas, populares, regionalistas o nacionalistas. Tanto que Andalucía tiene el mismo porcentaje del PIB per cápita nacional que al inicio de los 80. Visto en perspectiva, estamos donde estábamos. Necesitados de más autocrítica y de un liderazgo a tiempo completo.

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