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análisis

Fernando Faces

El déficit público español: decisión soberana

Rajoy desoye a la Comisión Europea y revisa al alza la meta de déficit para este año · ¿Qué seriedad hubiese transmitido Bruselas si el día que se aprueba el Pacto de Estabilidad se acepta su incumplimiento por un país?

EN el día de ayer, en la cumbre de presidentes europeos, se aprobó el Pacto de Estabilidad y Crecimiento firmado por 25 países de la UE. Se pospuso la ampliación del fondo de rescate permanente para la próxima cumbre de finales de marzo, así como también la aprobación definitiva del segundo plan de rescate de Grecia, hasta que esté ultimado el acuerdo de quita con la banca privada. Todos han quedado satisfechos, excepto Mariano Rajoy, que no ha visto atendida su demanda de reducción del límite del déficit público para 2012, a pesar de todos los argumentos esgrimidos tanto por el Ministro de Economía, Luis de Guindos, en el Eurogrupo, como por él mismo en la cumbre. Todos los esfuerzos de la cita se centraron en la aprobación del Tratado para la Estabilidad, la Coordinación y la Gobernanza de la UE. Se trataba de dar un mensaje de fortaleza y credibilidad de la UE ante los mercados financieros.

Para conseguir un clima favorable, tres días antes, el BCE inundaba de liquidez a la banca europea a través de una subasta de 529.000 millones de euros a tres años, en la que los bancos españoles conseguían el 20%, 106.000 millones de euros. El objetivo de la subasta era proporcionar liquidez a las entidades para que pudiera atender los vencimientos de las emisiones en 2012 y a su vez incentivar la demanda de deuda pública por parte de los bancos, manteniendo a raya la prima de riesgo de su deuda soberana. La subasta del BCE fue un bálsamo para los mercados. España colocó con facilidad 4.500 millones de deuda pública, con reducción de la prima de riesgo, y las bolsas lo celebraron con subidas. El problema es que mientras los tesoros públicos y la banca sigan monopolizando la liquidez del BCE, la sequía de crédito para familias y empresas continuará. Los mecanismos de transmisión de la política monetaria del BCE siguen sin funcionar y el multiplicador bancario continúa desplomándose.

Los ministros de economía del Eurogrupo se habían reunido el día anterior para dar una solución al rescate de Grecia de 130.000 millones de euros. La decisión fue facilitar sólo lo estrictamente necesario para que pudiera cerrarse el pacto de quita y canje de bonos con la banca privada; el resto se pospondría hasta que dicho canje estuviera cerrado y los ajustes presupuestarios aprobados. También se aprobó la propuesta de posponer hasta la próxima cumbre europea del mes de marzo la ampliación del fondo de rescate permanente (MEDE) hasta 750.00 millones de euros, ampliación demandada por los países del Sur y exigida por el G20 y el FMI, como requisito previo a la aprobación de su aportación, lo cual permitiría elevar su potencia de fuego hasta un millón y medio de euros, como efecto disuasorio para los especuladores.

Despejados y pospuestos estos dos objetivos, los mandatarios europeos se podrían centrar en el gran tema de la cumbre: el Pacto de Estabilidad presupuestaria. Un pacto por el cual 25 países de la UE se iban a comprometer a respetar y cumplir con todo rigor los límites máximos de déficit público cíclico del 3%, estructural del 0,5% y de deuda pública sobre PIB del 60%, con fuertes sanciones y bloqueo de los fondos estructurales para los países incumplidores. Ésta era la única manera de recuperar la confianza de los mercados y acabar, de una vez por todas, con la crisis de la deuda soberana europea.

Mariano Rajoy aprovechó la primera cumbre a la que asistía para proponer una reducción del objetivo de déficit para 2012. España no podía cumplir con el objetivo de reducción del déficit público del 4,4% en 2012, ante la espectacular desviación que se había producido en 2011 hasta el 8,51%, y un escenario de recesión con caída del PIB español entre el 1,5% y el 1,7%, según las estimaciones del Banco de España y el FMI. La demanda de Rajoy fue rechazada de plano por el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, por el gobernador del BCE y por el resto de los presidentes. No era el momento oportuno para plantear semejante demanda. ¿Qué seriedad y confianza se iba a transmitir a los mercados financieros si el mismo día en el que se aprobaban el sagrado Pacto de Estabilidad presupuestaria se aceptaba su incumplimiento por una de las naciones firmantes?

España debía cumplir con los objetivos de déficit, respetando las reglas del Pacto de Estabilidad que iban a firmar. Una vez aprobados los presupuestos en el mes de marzo, se debían enviar a Bruselas inmediatamente, para que en mayo y a la vista de los ajustes realizados y su impacto sobre la economía española, Bruselas se pudiera pronunciar sobre la demanda española. El resto de los países del Sur, en similares circunstancias presupuestarias que España permanecieron en silencio, agradeciendo la valentía y generosidad de Mariano Rajoy. Ayer, el Consejo de Ministros del Gobierno español se proponía aprobar el techo de gasto público y las previsiones económicas, piezas claves para la elaboración del presupuesto de 2012.

El presidente del Gobierno español se enfrentaba a un dilema de difícil solución. Si seguía las recomendaciones de la cumbre europea, el Consejo de Ministros tenía que aprobar un recorte del techo de gasto público entre los 25.000 y 30.000 millones de euros, además de los 15.000 millones de euros aprobados en diciembre, partiendo de un previsible escenario de caída del PIB del 1,5%, intermedio entre las previsiones del FMI (-1,7%) y las de la Comisión Europea (-1,5%), lo cual daría lugar a un presupuesto sumamente restrictivo, imposible de conseguir en un año, que hundiría la economía española en una profunda recesión y seis millones de parados. La única esperanza era que en el mes de mayo, en un clima de mayor sosiego, y con las reformas estructurales ya en marcha, Bruselas se ablandara y accediera a la petición española.

La otra alternativa era desoír las exigencias de la Comisión Europea y reducir el techo de gasto público en una cantidad menor, entre 12.000 y 16.000 millones de euros, lo cual permitiría conseguir un objetivo de déficit entre el 5,5% y el 5,8% del PIB en 2012, comprometiéndose a mantener y a alcanzar el objetivo del 3% en 2013, exponiéndose a las sanciones de Bruselas. Mientras tanto, atendería la petición de información requerida por Bruselas, explicando y justificando las causas de la desviación del déficit del 2011 hasta el 8,51% y exponiendo los ajustes y los avances realizados en las reformas estructurales, con la esperanza de conseguir la comprensión y benevolencia de Bruselas.

En el día de ayer, tras la reunión del Consejo de Ministros, Mariano Rajoy anunció que la decisión soberana del Gobierno español es reducir el objetivo de déficit para el año 2012 al 5,8%, lo cual implica un ajuste adicional de 13.000 millones de euros, que alcanzará los 29.000 millones de euros, si sumamos los 16.000 millones de ajuste realizados en el mes de diciembre. Es una decisión soberana, tomada pensando en lo que es bueno y posible para España. El presidente español afirma que esta decisión no contraviene ni el espíritu, ni la letra de las reglas de Bruselas. España sigue comprometida con alcanzar el objetivo del 3% de déficit para 2013, así como también con reducir el déficit estructural hasta el 0,5% para la misma fecha.

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