Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Un buen delantero nace; un sistema defensivo se hace

DESDE la autoridad que pueda conferirme una larguísima trayectoria junto a entrenadores de primerísimo nivel, una contestación de Eduardo Maciá tras la presentación de Joaquín hizo que se me removieran teorías tan viejas como aconsejables. Comoquiera que a estas altura algunas de sus contrataciones están en entredicho, mayormente en cuanto atañe a las dudas que despiertan los defensas recién llegados, Maciá fue explícito.

Explícito parea hacerme recordar larguísimas tertulias en las madrugadas de cualquier hotel. Parrafadas interminables con Miguel Muñoz, Luis Carriega, Manolo Cardo, Luis Aragonés, Carlos Bilardo, Xabier Azkargorta, Juan Arza, Luis del Sol, Lorenzo Serra, Javier Clemente, Víctor Espárrago, Vicente Cantatore, Jabo Irureta, Juande o Guus Hiddink que afluían casi siempre en la importancia capital del sistema defensivo como cimentación inexcusable de un equipo.

Y partiendo de la base indiscutible de que mientras más aptos sean los individuos menos cuesta ajustar un sistema defensivo fiable, la constatación de que la efectividad de una defensa se consigue desde el trabajo. Trabajo para coordinar movimientos, acoplar individuos, pulir automatismos para acertar en las decisiones y como ingrediente principalísimo ese sentido de equipo que consiga que jamás falten las ayudas y, muchísimo menos, la concentración.

Menos prolijamente, pero por ahí se movió el director deportivo del Betis cuando se le inquirió por las dudas que emiten, por ejemplo, el egipcio Tarek, el argentino Pezzella y el alemán Westerman, tres defensas recién llegados de su mano. Y el hombre se defendió con algo tan archisabido como que así como el delantero con talento nace, un sistema defensivo fiable se hace. ¿Y cómo se hace? Pues como se ha hecho toda la vida, con el trabajo de la semana, con mucho trabajo.

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