La ciudad y los días

Carlos Colón

Tan demócratas y tan poco...

NO se me va de la cabeza la tragedia de la chica que murió en la madrugada del domingo, atropellada por un joven que, además de triplicar la tasa de alcoholemia, huyó. Leo las palabras de su hermana y las comparto. Sé de la desolación de la madre, que ni tan siquiera tuvo fuerzas para asistir al funeral, y la comprendo hasta donde puede comprenderse un dolor tan desgarrador. Una cría de 20 años muerta por la inconsciencia de un joven de 23, que agravó su culpa dándose a la fuga. Un coche en manos de un inconsciente es un arma letal. Un arma asesina. ¿Que no existe en estos casos -recuérdese la tragedia del Paseo de Colón- voluntad de matar? ¿Y qué otra cosa, sino matarse o matar, puede esperarse de quien conduce bajo los efectos del alcohol?

Algo hay que hacer con respecto a la educación -en el sentido integral de la palabra-, los hábitos de ocio y el consumo de alcohol entre nuestros jóvenes. Y no se hará nada. Algo hay que hacer con quienes conducen temeraria y letalmente. Y se hará poco. Usted y yo lo sabemos. Ésta no es la primera muerte ni este el primer caso de conducción temeraria bajo los efectos del alcohol. El pasado lunes un lector escribía:

"Otra vez víctimas mortales en el triángulo de la botellona: Tablada-Club Náutico-Ramón de Carranza. Sin quitar culpa a quien bebe y conduce, también tiene responsabilidad el político que lo consiente. Los vecinos de Ramón de Carranza llamamos al 112 para que actúe la Policía Local las noches de los fines de semana en esta zona tomada por niños, jóvenes y los coches discoteca…".

Somos tan demócratas que nos horroriza reprimir, prohibir, castigar. Y tan poco demócratas que poco o nada hacemos por extender a todos la educación más exigente. Escribía sobre esto hace poco, al igual que sólo hace dos días lo hacía sobre la tragedia de esta joven sevillana. No me importa repetirme, aun a riesgo de cansarles, porque a la realidad no le importa repetirse cercenando unas vidas jóvenes, malogrando otras y destrozando familias; porque siento como un peso la muerte de esta chiquilla; porque me rompió el corazón ver su fotografía; porque no sé qué impulsó a quien la mató a hacer lo que hizo; porque estoy harto de cruzarme con chavales que no tienen la más mínima oportunidad frente a la vida y son carne de paro, de marginalidad, de irreflexión, de incultura, de sobrevivir en un mundo que cada vez hará más difícil la supervivencia; porque creo que la igualdad de oportunidades educativas es un derecho irrenunciable; porque veo con pesar que surgen nuevas formas de clasismo que no tienen necesariamente que ver, aunque también, con el dinero…

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