QUÉ casualidad. Todavía bajo los efectos de la anestesia el paciente y los médicos adelantan que estará para el derbi. Demasiado optimismo en los galenos, pues si algo es lo adecuado tras una intervención quirúrgica es la prudencia y, por supuesto, no concebir unas ilusiones que pueden frustrarse a causa de uno de los muchos avatares que se cruzan en la vida de cualquiera, incluso en la de uno de esos privilegiados que viven del fútbol.

Han sido tajantes los doctores y si así fue, sus razones tendrán. El derbi se fía para el 24 de noviembre, por lo que estamos a seis semanas de su celebración, justo el tiempo que calculan los galenos que tardará Rubén Castro en volver a los partidos oficiales. El derbi como horizonte para que el panorama se aclare para el Betis. Y tal como han discurrido los acontecimientos, si el derbi estuviese anunciado para dos semanas después, o antes, ¿también estaría Rubén para el derbi?

El derbi parece diseñado también como medida temporal para el restablecimiento de un futbolista. El derbi, como objetivo en lontananza, ¿sea cual sea la fecha que dictó el calendario? No sé, pero me parece arriesgado fijar con tanta firmeza el amanecer de un tiempo nuevo. Pues da la impresión de que sólo con Rubén verá el Betis amanecer, el comienzo de una vida más acorde con lo que se esperaba en el curso que arrancaba con más carga de ilusión que se recordaba.

Y en este Betis en el que sus dirigentes gustan de repartir acíbar a diario, no está mal que su cuerpo médico opte por repartir ilusión.Tanto Pérez Hidalgo como Calero adelantaron que Rubén el Deseado estará para el derbi y eso le gustó a la clientela. Tanto como le disgusta que el equipo de sus amores dependa del canario mientras que los que reparten amargor no han paliado la ausencia del goleador con algo que la haga más soportable. A esperar al derbi, pues. ¿Será así?