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La esquina

josé / aguilar

El desastre del Partido Popular

Ala hora que escribo el Partido Popular ha perdido las alcaldías de cinco capitales de provincia, Jerez y Marbella. De aquel esplendoroso paisaje de gaviotas sobre el mapa municipal urbano de Andalucía de 2011 apenas conserva la mitad oriental. Hay una lectura popular única del 24-M en esta comunidad autónoma: un desastre sin paliativos.

Desastre que ha sido finalmente posible por la capacidad y habilidad del PSOE para articular un frente general anti PP sin muchos escrúpulos a la hora de encontrar aliados de todo tipo (incluso ha dado la alcaldía de Cádiz al sector más radical de Podemos) y la enorme labilidad de Ciudadanos, que ha maniobrado en varios sitios en sentido opuesto al que presumía defender: apostar por la estabilidad abriendo paso a la lista más votada. Hay pactos entre tres y cuatro partidos y pactos contra candidatos que quedaron al borde de la mayoría absoluta. Esos pactos a los que me refería ayer como menos legítimos de lo normal.

Ahora bien, lo peor que pueden hacer los dirigentes del PP es atribuir sus pérdidas a la conjura de sus adversarios. Esta reacción victimista y autoexculpatoria les puede confortar emocionalmente, pero desde el punto de vista político conduce a la ceguera y la impotencia. No deben buscar en casa ajena lo que tienen en la propia. Miren hacia dentro, por lo menos para que no se repita la historia.

A ver: la razón principal de la merma del extraordinario poder local que acumulaba el PP es, sencillamente, la merma de sus votos. Tenían mayoría absoluta en diez de las once ciudades andaluzas más importantes y desde el 24-M no la tienen en ninguna de ellas. No se han dado ni cuenta de que estas ciudades estaban cambiando a marchas forzadas mientras ellos presentaban como candidatos a alcaldes realmente cascados. No se han enterado de que se iban consolidando movimientos sociales y políticos nuevos y novedosos mientras ellos les oponían la reiteración de lo viejo: las mismas caras de siempre, con el mensaje de siempre, refugiadas en las instituciones y alejadas de la calle. No han calculado el efecto devastador que iba a producir en sus candidatos el binomio inseparable austeridad y recortes más corrupción consentida o insuficientemente atajada.

Esto lo han pagado los que este mediodía serán ya ex alcaldes del PP. PSOE, Podemos, IU y C's sólo han aprovechado los agujeros. El desastre es de los populares.

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