Viene al pelo, más o menos como el agua le viene a los garbanzos y en este tiempo de confinamiento no hay otra salida que observar, reflexionar y, si acaso, que juzguen otros. Pero viene a cuento aquel poema de don Ramón de Campoamor que decía así: "En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira". Sentencia que se da, desde que existe, a diario en el mundo del fútbol. Ahora, con las circunstancias que se están dando, lo del color del cristal con que se mira la vida es moneda de uso diario y cada cual cuenta la feria según le va a la vez que arrima el ascua a la sardina que le tocó en suerte. Vayamos por partes, pues la vida en este tiempo de drama se divide en fútbol en dos cuestiones. Una es la discusión entre qué procede, si dar la competición por terminada, mientras que la otra duda es la de qué es mejor, si reducción consensuada o ERTE.

En estos días sin fútbol, las declaraciones de futbolistas, dirigentes, demás parientes y afectos son alimento para que la actualidad no languidezca y sobre ambas cuestiones opina el personal afectado. ¿Debe continuar la competición? Aquí sale a relucir prístino lo del color del cristal, ya que son favorables a que se dé por terminada aquellos futbolistas, técnicos, dirigentes y aficionados con voz y voto que ven cómo su equipo está situado en condiciones de lo mejor.

Los que no cumplieron objetivos o están en zona dramática quieren que se continúe aunque haya que jugar en julio. El otro punto de discusión es el económico, ¿ERTE o reducción de salarios? Aquí se mueven las opiniones en un terreno más pantanoso, pues si los hay que tuercen por el consenso en aras de una buena convivencia posterior, en contra, los que prefieren que la merma salga del erario público. O sea que seguimos confinados, pero sin tiempo para aburrirnos.