TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Nada que ver el despido de Di Stéfano con la huida de Messi

Tampoco tienen similitud alguna la firmeza de Bernabéu y la debilidad que muestra Bartomeu

Recorrido inacabable el de la huida de Leo Messi del Barça, pero se están utilizando ejemplos que nada tienen que ver con esto del astro argentino. Uno de los casos que se esgrimen como similares es el de la marcha de Alfredo di Stéfano, pero éste no es que nada tenga que ver con el de Messi, sino que fue todo lo contrario. A la Saeta le dio puerta el Madrid porque su rendimiento era ya una rémora para el equipo y Messi se va por su gusto.

Entonces, mayo de 1964, víspera de la final de la Copa de Europa en el Prater contra el Inter de Helenio Herrera, Santiago Bernabéu se presentó en la habitación de Miguel Muñoz y le preguntó: "Miguelito, ¿ganaremos mañana?". "No tenemos ni una sola posibilidad. Ellos son aviones y nosotros tenemos el ritmo de una carreta de bueyes", contestó el entrenador. Bernabéu quiso saber más, "¿Y por qué?". "Porque es el ritmo que ya impone Alfredo", contestó.

A la hora de la verdad se cumplió el dictamen de Muñoz y el Inter fue un avión que contó con los pases de Luis Suárez a Jair y Mazzola, dos puntas de lanza que desarbolaron a un Madrid de gas oil. 3-1 a favor de los lombardos y de vuelta en Madrid, Muñoz le presentó su dimisión a Bernabéu. "¿Por qué, Miguel?". "Porque Alfredo ya no puede y sé que usted prefiere que siga él y no yo". Calló Bernabéu, pero aquel día del Prater fue el último de la Saeta en el Madrid.

Eso me lo contaba años después el más laureado de los entrenadores y como puede comprobarse nada que ver esto con lo de Messi. A Bernabéu no le tosía nadie y Bartomeu es una figura debilitada por su gestión a la que Messi está zarandeando como a un pelele. ¿Cómo acabará todo? Pues la cosa pinta de regular abajo para un Barça en schock, nada que ver con aquel caso que también deprimió al madridismo, pero muchísimo menos y sin tocar la figura del presidente.

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